¿Bertucci canibaliza el CLAP?

Ocurrió hace unas semanas en un barrio de Petare donde el venerable pastor Bertucci repartía productos alimenticios a los habitantes. Esta es una etapa superior a la del sancocho, o sea que el chef de buen corazón y gran cucharón puede dejar su gorro guindado en su residencia.
Eran bolsas con arroz, lentejas, pasta, etc. A los reporteros que cubrían el acto propagandístico-político-pastoral, porque de las tres cosas tiene la convocatoria, también se les ofreció. Lo curioso es que los caza noticia, fisgones incorregibles, se percataron de que una de las habitaciones del inmueble de donde salían los productos estaba hasta el techo de cajas CLAP.
Usted les repregunta y ellos juran que lo vieron con sus ojitos de carne. Nosotros tenemos que creerle. La pregunta obvia es, ¿cómo se hace el pastor Bertucci con tantas cajas del CLAP? ¿Tendrá algún negocio con el gobierno? ¿Será que Maduro lo quiere mucho? Son tres de las tantas que pueden hacerse sobre su actuación como supuesto opositor: inexistente, indolente y silencioso cuando no hay elecciones, y zumbado como el que más apenas las huele. Y es que si algo debe tener un gran chef es un buen olfato. Dios se lo cuide.