Denuncia en los CLAP: comida entra en un ciclo sin fin de reventa para evitar su consumo
Desde que las bolsas CLAP llegan a los consejos comunales inicia un movimiento, tanto en zonas residenciales como en las adyacencias de los mercados más concurridos, que busca deshacerse de estos víveres a toda costa. Muchos optan por intercambiarlos por otros productos o frutas; otros los compran por menudeo y venden por bulto a los propios distribuidores del CLAP, según refieren varios beneficiarios de este programa de subsidio creado por la administración de Nicolás Maduro
La entrega de la bolsa del CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción) cumple un ciclo sin fin de distribución, intercambio, venta y reventa. Los que reciben los productos optan por llevarlos al mercado informal, evitando consumirlos por su baja calidad o para sacarles provecho al poder obtener ingresos superiores a lo que pagaron por recibirlos la primera vez.
Por otra parte, algunos beneficiarios del programa de alimentación que lleva a cabo la administración de Nicolás Maduro desde 2016, aseguran que hay productos que pasan de mano en mano incluso hasta llegar a su origen de partida: galpones de distribución, desde donde vuelven a salir a las calles.
Lo cierto es que desde la llegada de las bolsas CLAP, las personas que buscan deshacerse de estos víveres a toda costa, principalmente en mercados populares como Quinta Crespo, Catia y Coche en Caracas, por ejemplo,
Muchos optan por cambiarlos en camiones de frutas que ofrecen un kilo de mango o piña por un paquete de cualquier mercancía que trae la bolsa. Otros esperan a acumular varios paquetes de harina o pasta para sacarle más provecho al pago, pues el dinero que perciben varía según el comprador y el producto.
Generalmente son vendidos a compradores que se ubican en diversos puntos de los mercados o circulan por calles de diversos sitios de Caracas arrastrando una cesta cargada de estos víveres.
En las aceras de los alrededores del mercado de Quinta Crespo se puede observar la compra-venta de víveres de las bolsas CLAP a distintas escalas. En algunos puestos se ofertan harinas de maíz amarillo (marcas Kaly y Micaela) en combos de dos por un dólar; mientras que la leche en polvo de 250 gramos tiene un costo de $2 y $1 la Nutrichicha, ambos productos de la marca Los Andes. Aunque en este último caso lo hacen para obtener algo de ingreso.
También es visible la compra de varios productos de la bolsa CLAP por parte de personas que los adquieren a bajos costos para continuar con el ciclo de reventa.
En la avenida Baralt del centro de la capital, frente al mercado, una mujer de la tercera edad cargaba al hombro un bolso cargado de harinas y granos que vendió a una revendedora que arrastraba una cesta llena de mercancía del CLAP. Por nueve paquetes de harina, cuatro kilos de arvejas amarillas y una lata de sardina, la vendedora recibió unos $4, que equivalen a Bs 107,4 según la tasa oficial del BCV del viernes 9 de junio de 2023.
Otro revendedor ofrece comprar las harinas en Bs 8 y las pastas en Bs 16, mientras los granos los ofrece al detal en Bs 5 por paquete. El precio promedio del pago por recibir el «beneficio» de alimentación es de Bs 25 la bolsa completa.
Una habitante de la parroquia Antímano y beneficiaria del CLAP, incluso aseguró que las harinas y los granos los «vuelven a revender a Mercal otra vez, y de Mercal la vuelven a meter en la bolsa otra vez».
Escuche su testimonio:
*Lea también: A siete años de los CLAP siguen sin cubrirse las necesidades nutricionales de la familia
Descomposición y mala calidad
En redes sociales las inconformidades sobre los alimentos del CLAP son recurrentes, siendo la mala calidad y la descomposición de algunos productos las primeras en la lista de las denuncias.
También son quejas frecuentes, aunque no todas llegan a las redes sociales, la demora en la entrega del «beneficio», la discriminación que implica que los productos «de marcas conocidas» en las bolsas CLAP solo se entregan a trabajadores, activos o jubilados, de la administración pública, así como la ausencia de proteínas.
Siguen llegando denuncia de la mala calidad de los productos que vienen en las bolsas “CLAP” ¿Arroz de Animé? pic.twitter.com/OETwqt641U
— freddyzur (@freddyzur) June 7, 2023
Vean en el video la calidad de los productos que el régimen genocida de @NicolasMaduro les vende al pueblo en sus bolsas CLAP con gusanos 🐛 pic.twitter.com/OvN4RrWNC5
— freddyzur (@freddyzur) June 2, 2023
MAL OLOR Y GUSANOS!!!
Nuevas denuncias contra el mal estado de las bolsas CLAP.
Esta vez, una de las beneficiarias no aceptó la bolsa de comida: «Sí, tenemos hambre pero no me la calo, no con este gobierno ni con ninguno» pic.twitter.com/zkEPYIFQLX— freddyzur (@freddyzur) June 1, 2023
De acuerdo con el informe anual del Centro de Investigaciones Populares, 49,7% de las personas que reciben la caja del CLAP expresó que prefiere «resolver por su cuenta», mientras que 43% «prefiere resolver, pero se ve en la necesidad de recibir». Sólo 7,3% de los encuestados prefiere recibir bolsas de comida subsidiada.
Maritza Rivera, habitante de la parroquia Antímano, paga Bs 25 por una bolsa del CLAP que contiene un aceite, dos arroz, una lata de carne de almuerzo, una leche, cuatro harinas y, de vez en cuando, un pollo. «La última vez que me llegó un pollo fue en marzo, de ahí para acá no me ha llegado nada de proteína», dijo. Añadió que en mayo fue el primer mes que le llegó una bolsa de 250 gramos de leche en polvo Los Andes, «pero si llega la leche, no llega la Nutrichicha».
En la parroquia El Junquito, una beneficiaria del CLAP identificada como Carmen Sánchez, dijo que cocina las harinas amarillas para los perros, mezcladas con alimento para mascotas y otros restos de comida, «pero ni ellos se la comen y cuando se la han comido les ha hecho daño».
Edison Arciniega, presidente del Centro de Estudios Agroalimentarios (CEA), dijo que «en efecto, existe todo un mercado de reventa e intercambio secundario, que tiene mucho que ver, en primera instancia, con toda una red en áreas populares de la ciudad que intercambian productos frescos por productos procesados, que son fundamentalmente del CLAP. Estos son almacenados en algún sitio y luego revendidos y trasladados a zonas más periféricas. Eso, responde al hecho de que las familias reciben volúmenes superiores a sus requerimientos o que prefieren otras marcas; por lo que, en definitiva, los alimentos se han convertido en una moneda de cambio».
Arciniega destaca que, «en este momento, cerca de 70% de los productos que tiene el CLAP, que se mantiene siendo tipo C, son nacionales, al menos lo que se percibe del empaquetamiento, y digo lo del empaquetamiento porque Venezuela sigue siendo un país que tiene una altísima capacidad de procesamiento agroindustrial, pero no la misma capacidad de producción primaria. Aunque todavía tiene un componente importante de productos turcos».
El Centro de Estudios Agroalimentarios reveló en un informe sobre «la pérdida del peso proporcional en las bolsas CLAP ha sido subrayado como una tendencia, donde el promedio como familia no supera loa 9,10 kilogramos por combo, ni es menor a los 7,6 kilogramos, lo que resulta poco para las necesidades nutricionales.
«En primer semestre de 2021, el CLAP suministró 139 mil toneladas de alimentos, los combos proteicos suministraron 11.887 toneladas . Los requerimientos de Venezuela por mes son cercanas al millón de toneladas métricas de alimentos, y el CLAP en un semestre distribuyó 139 mil toneladas, no marca la diferencia en cuanto a los requerimientos de los venezolanos», comentó Edison Arciniega, presidente del CEA.
En efecto, la bolsa del CLAP es más nacional desde la detención de Saab y desde la aplicación de sanciones más duras, aunque todavía tiene un componente importante de productos turcos.
*Lea también: Contraloría Sanitaria de Guanare saca Atún A de bolsas CLAP tras denuncias por su calidad