¿Borrón y cuenta nueva con los violentos?
Bueno, ya pasó el referéndum, ¿qué hará ahora el gobierno nacional con La Piedrita? ¿Será detenido el jefe del grupo, tal como pidió Chacumbele que se hiciera? ¿O, tal vez, como es dable sospechar, todo fue una simulación, convenida entre las partes, para permitirle a Chacumbele fingir ante el país alguna preocupación por la violencia?
Yo-El-Supremo, en una de sus clásicas bravatas, llegó a decir que era capaz de ir él personalmente a arrestarlo. Por supuesto, no lo va a hacer y, además, nadie se lo creyó, comenzando por Valentín Santana, pero, ¿lo harán quienes están obligados a proceder ante lo que parecía ser una orden presidencial? Cuando lo vea lo creo. Por ahora, tengo la sospecha de que las bandas violentas del 23 de Enero continuarán «trabajando» con toda tranquilidad, garantizada como ha estado y estará la impunidad de sus tropelías.
Tampoco sorprendería mucho que dentro de pocos meses veamos por las calles a los supuestos profanadores de la sinagoga de Maripérez, tal como me han informado que andan los asesinos de la señora Maritza Ron, abaleada en la Plaza Francia de Altamira, al día siguiente del referéndum revocatorio.
Dentro de este orden de ideas, ¿va a continuar secuestrada la sede de la Alcaldía Metropolitana? ¿Va a continuar utilizando el gobierno la coartada inmoral de que esa toma está referida a un problema laboral? Pero, incluso, en el supuesto negado de que así fuera, ¿puede admitirse que la sede de un organismo oficial permanezca tomada indefinidamente y ninguna autoridad competente haga el más mínimo esfuerzo por contribuir a resolver el «problema laboral»?
Cuando trabajadores de Sidor se encadenaron a las puertas de la vicepresidencia, a los pocos días la Policía Metropolitana los sacó a la brava y los detuvo. No pido violencia contra los tomistas de la alcaldía, simplemente, ¿no es atribución del ministro del Interior intervenir para resolver ese atropello y restituir su sede al alcalde elegido por los caraqueños?
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