Brasil: tras el asalto a Brasilia, los daños dejan al país en estado de shock
Jean Paul Prates, senador del Partido de los Trabajadores, el partido presidencial de Brasil lamentó los hechos ocurridos en Brasilia el pasado 8 de enero y resaltó la necesidad de «sobrevivir a esto». Se estima que el daño producido solo en las dos cámaras del Congreso es de casi 800.000 euros
La policía brasileña liberó el martes 10 de enero «por razones humanitarias» a medio millar de personas detenidas tras el asalto a edificios oficiales en Brasilia ocurrido el pasado domingo 8 de enero, mientras que 527 sospechosos fueron trasladados a una prisión local, al tiempo que continúan las labores de limpieza y restauración de las tres joyas de la arquitectura moderna: la sede del Congreso, el palacio presidencial y el Tribunal Supremo, diseñados por Oscar Niemeyer.
«Es un momento triste en la historia de mi país», afirma Newton Tavares, funcionario de la Cámara de Diputados desde hace 28 años. «Lo rompieron todo, entraron por la rampa que hay», dice guiándose por el laberinto de pasillos y pasadizos subterráneos.
Él mismo tiene dificultades para orientarse porque desde el domingo han surgido barreras y nuevas direcciones de tráfico por todas partes. «Todo está prohibido, todo está cerrado, en general no es así, y no hay tantos controles”, explica a RFI.
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Newton Tavares se detiene frente a la sala VIP. Ventanas rotas, sillones rotos… La destrucción afecta a un patrimonio de valor incalculable, explica: «Nos dolió. Hay obras de arte pisoteadas, cuadros cortados, todo ha sido saqueado. Nos quedamos muy sorprendidos”, afirma.
Tavares explica su conmoción «por el hecho de que haya una parte del electorado brasileño que se manifieste ahora para exigir una intervención militar tras una dictadura brutal».
Antes del anochecer, los obreros colocan paneles de madera para reemplazar las ventanas. En otros lugares, la gente está barriendo cristales rotos, intentando borrar pintadas, pero el Senado está abierto y funcionando, insiste Jean Paul Prates, senador del Partido de los Trabajadores, el partido presidencial. «Estos sucesos son lamentables, pero tendremos que sobrevivir a esto, así que tuvimos una sesión deliberativa normal, envió un fuerte mensaje de que los senadores están trabajando y de que la institución es fuerte”, subraya.
Sólo en las dos cámaras del Congreso de Brasil, los daños se estiman en casi 800.000 euros.
El senador pide que se rastreen las fuentes de financiación de la operación altamente organizada del domingo y de los campamentos pro-Bolsonaro que han surgido alrededor de los cuarteles desde las elecciones presidenciales.
Con información de RFI