Caída de la demanda obliga a la industria láctea a reducir su producción
La contracción del consumo, consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo, se ha convertido en un serio problema que agobia no solo a los consumidores sino también a los empresarios. Solo en los últimos cuatro meses la demanda de productos lácteos cayó entre 50% y 60%
“Años sin saber lo que es comprar un yogur”, expresó Iris Maldonado, trabajadora del sector público, en un supermercado en Santa Eduvigis, al este de Caracas. A pocos metros de ella, había una nevera bien surtida de yogures con pulpa de fruta o con cereal, además de otros productos como bebidas lácteas, crema de leche, queso crema y decenas de envases de margarina.
El empaque más pequeño de yogur, de solo 125 g, costaba 11.571 bolívares; y el más grande (1,6 kilos) 113.740 bolívares. Ni trabajando dos meses una persona que devenga salario mínimo (Bs. 40.000) podría adquirir la presentación con mayor contenido neto.
“El yogur está costosísimo, incomprable. El sueldo no alcanza para este lujo que antes sí me daba, y es una lástima porque las mujeres mayores de 50 años necesitamos consumir el calcio que perdemos por la menopausia. Como no podemos comprar la pastilla, la opción que nos quedaba era uno de estos productos”, dijo Maldonado luego de sacar de una caja de cartón una bolsa de leche líquida descremada de un litro que costaba 23.800 bolívares.
Era pasado mediodía del martes 17 de septiembre. Por delante de la nevera pasaban pocas personas con carritos vacíos que más que consumidores, eran observadores. Algunos se detenían unos segundos para revisar un producto, pero lo devolvían inmediatamente después de que consultaban su precio.
Así hizo Miriam Cedeño, una joven consumidora, tras ver en un lector de códigos de barras que el yogur que escogió costaba 113.740 bolívares (el de 1,6 kilos). “Me encanta, pero está demasiado caro. Me gustaba combinarlo con cereal o tomar un vaso en la noche, pero no lo he podido hacer en mucho tiempo”.
En el supermercado un yogur con cereal de 161 gr. costaba 22.180 bolívares, una bebida láctea de 900 ml tenía un precio de 24.885 bolívares, un envase de crema de leche de 500 gr. valía 61.930 bolívares y una presentación de 250 gr. de queso crema lo vendían en 45.160 bolívares, precios que también superan el sueldo base y la pensión
Muchos de estos productos lácteos quedaron relegados a un segundo plano. Son, como afirmó Maldonado, “un lujo”. La prioridad para muchos es adquirir otros alimentos de primera necesidad como arroz, carne de res, pollo, pescado, huevos, pasta, verduras y hortalizas. “Hay que rendir el dinero”, afirmó una mujer de la tercera edad luego de devolver una bebida láctea a su lugar en la nevera.
La contracción del consumo, consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo, se ha convertido en un serio problema que agobia no solo a los consumidores sino también a los empresarios. Solo en los últimos cuatro meses la demanda de productos lácteos cayó entre 50% y 60%, lo cual ha obligado a la industria láctea nacional a reducir su producción.
Ha habido una caída dramática de la demanda. La cantidad de gente que compra leche ha disminuido sustancialmente. El mercado se ha reducido de una manera extraordinaria y ahora no tenemos quién nos compre productos”, dijo Roger Figueroa, presidente de la Cámara Venezolana de Industrias Lácteas (Cavilac). “Hemos tenido que reducir la cantidad de productos que estamos haciendo. No podemos producir 200.000 litros cuando solamente nos están pidiendo 25.000”.
Según Conindustria, la caída del consumo se ha mantenido en el último año como el factor que más afecta al sector manufacturero nacional, que trabaja hoy a solo 19% de su capacidad instalada. De acuerdo con los resultados de la Encuesta de Coyuntura Industrial realizada por el gremio, correspondiente al segundo trimestre de 2019, 78% de los consultados indicó que hubo una disminución en las ventas entre abril y junio de 2019.
Incluso, la industria láctea ha tenido que sacar del mercado los productos que son poco demandados. “Hay un montón que ya no se consiguen porque nacionalmente no es posible fabricarlos. La estrategia es irse a los productos que tengan mayor demanda”, afirma Figueroa.
Suben los costos
Los industriales sostienen que ha sido titánica la tarea de colocar productos en el mercado. Sin embargo, afirman que es imposible mantener los mismos precios por el severo ciclo hiperinflacionario –2.674% entre enero y agosto de 2019– que eleva los costos de producción.
En efecto, el presidente de Cavilac recordó que el precio del producto final no es más que la suma de los costos desde que la compañía compra la materia prima (leche cruda) a los productores, que señala ronda los Bs. 8.000 por litro, hasta que el producto es empacado y colocado en el anaquel. “La gente se queja porque no puede comprar el producto, pero es que si no tiene ese precio no podría estar en la calle”.
Sin embargo, Carlos Albornoz, presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), dijo por Twitter que “la información que recientemente Cavilac entregó al país en cuanto al precio de la leche a puerta de corral (Bs. 8.000) es absolutamente incorrecta”, pues el precio promedio en todo el territorio nacional cerró la semana pasada en Bs. 3.516 por litro.
El precio de la leche fría, fue de 4.937 Bs x ltr. Ni la leche de Búfala, q es aprox el 8% del total nacional, llego a esos valores. Para la leche de Búfala Caliente a puerta de corral el product cobró 5.900 Bs x ltr y fria 6.985 Bs x ltr. Es importante hablar con la VERDAD !
— CarlosAlbornoz (@CarlosOAlbornoz) September 16, 2019
La disparidad informativa en boca de ambos voceros deja evidencia de la inmensa brecha que hay entre el precio pagado a los productores y el costo para los los consumidores, quienes en el caso de la leche líquida deben cancelar hasta siete vece más el monto de la materia prima.
En justificación de ello, Figueroa indica que el habitual aumento de los costos de producción generado por la hiperinflación se aceleró luego de que el tipo de cambio paralelo saltó sobre los 20.000 bolívares en agosto, pues casi todos los insumos que necesitan los ganaderos para elaborar la materia prima, como medicina veterinaria, son importados. 95% de los productos necesarios para elaborar el alimento balanceado de los animales, una mezcla de soja y maíz, es comprado en el exterior.
Igualmente, los empaques son importados y se pagan en divisas. Ninguno es producido en el país. Figueroa señaló que antes había dos compañías que fabricaban los envases para larga duración y pasteurizada, pero ahora forman parte de la lista de las 10.500 empresas privadas que cerraron desde que Hugo Chávez asumió el poder en 1999.
Señaló que, tras la baja del precio de la moneda estadounidense en el mercado negro, algunas personas se preguntaron por qué los precios de los productos en los establecimientos no bajan también, sino que se mantienen o incluso siguen aumentando.
Hay que entender que lamentablemente estamos en un país donde todo es muy frágil, hay demasiada inseguridad respecto a lo que pasará el día de mañana. Es un riesgo bajar los precios porque puede volver a aumentar. Los productos tienen como referencia el dólar porque tenemos que garantizarnos que vamos a volver a comprar. Todo el mundo se protege lo más que puede”, aseguró Figueroa
Con el empresario coincide el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, quien explica que en un entorno hiperinflacionario donde no hay ninguna certeza sobre el futuro, o peor, la única certeza que se tiene es que el tipo de cambio siga subiendo, es imposible que los precios bajen.
Ante una inflación que en julio recuperó su tendencia alcista y que en agosto duplicó la tasa del mes anterior, Nicolás Maduro anunció que el gobierno volverá a controlar, de forma permanente, los precios de productos de primera necesidad.
Sin embargo, Figueroa afirmó que a nadie asusta el anuncio del gobierno de retomar su política de control de precios. “El propio Ejecutivo es consciente de que eso hará que los productos desaparezcan inmediatamente, y la empresa que es de su propiedad, Lácteos Los Andes, solo está prestando servicio de maquila de leche en polvo”.
La mayoría de las 19 empresas afiliadas a Cavilac trabajan inclusive a menos de 30% de su máxima capacidad. Otras compañías, que no están asociadas a la cámara, han cerrado sus puertas, a la espera de que cambie la situación económica del país, añadió Figueroa.
“Hemos presentado innumerables veces planes para que esto pudiese caminar en la dirección correcta, y entendemos ahora que el Ejecutivo nacional no tiene capacidad de hacer nada al respecto”.