«Cambalache», por Simón Boccanegra

En Honduras, en medio de un golpe militar, los partidarios de Zelaya han manifestado frente al palacio presidencial. En Venezuela, gobernados por nuestro excelso demócrata, el Hiperlíder, nadie, excepto sus seguidores, puede acercarse ni siquiera a los alrededores de Miraflores. A las marchas o manifestaciones opositoras no se les permite pasar más allá de la esquina de El Chorro. La sede de la Asamblea Nacional, que como en cualquier país democrático del mundo, debería ser el recaladero natural de toda protesta pública, está vedada a los opositores. ¡Y ay de aquel que se le ocurra colocar una ofrenda floral ante el Padre de la Patria, en la Plaza Bolívar! Inmediatamente entran en acción los matones tarifados que «hacen vida» en ese territorio «revolucionario», atacando a palos y pedradas. Por otro lado, el Hiperlíder ha declarado que no venderá más petróleo a Honduras. No sé por qué esto me suena tan familiar. ¿No es así como ha venido reaccionando históricamente el imperio? ¿De dónde fue que salió la Ley Helms-Burton, que no me acuerdo? ¿No está medio mundo pidiendo el cese del bloqueo a Cuba? ¿Cómo se compagina el rechazo al bloqueo de Cuba, entre otras cosas porque no sirve para nada, con la idea de bloquear a Honduras, cuyo pueblo será el pagano de la decisión como lo ha sido el pueblo cubano, al cual, además de la destrucción económica que ha propiciado la medio secular dictadura totalitaria de los Castro, le cae encima el bloqueo de los gringos? En Naciones Unidas fue aprobada por unanimidad una resolución de rechazo al golpe hondureño. Está muy bien. Pero, no deja de ser irónico que en esa unanimidad se hayan coleado, por ejemplo, Zimbabue y Bielorrusia y, ya que fue unánime, también las dictaduras militares de África, surgidas de golpes militares. Pareciera que el mundo se mueve al ritmo del tango «Cambalache».