Candidatos a dedo, gran error en la oposición, por Rafael A. Sanabria M.
Mail: [email protected]
La Mesa de la Unidad Democrática no estaba muerta, estaba de parranda. Llegó cortando rabo y oreja, dueña absoluta de la oposición venezolana. La reaparición de está tarjeta en el escenario político, ha exacerbado la conflictividad entre los que tienen aspiraciones a cargos gubernamentales, porque los representantes de la tarjeta de la manito son altos jueces que no escuchan a nadie, convirtiéndose en antítesis tanto de unidad como de democracia.
Cómo se puede hablar de unidad si cada quien anda por su lado, producto de decisiones tomadas por cogollos que solo conocen de oídas la realidad de los municipios. Lo que sí saben es repartirse los cargos en una mesa grande (muy bien surtida). Cómo se habla de democracia si no se le permite al pueblo elegir a sus líderes. La cuestión no es colocar personas para pagarles favores o porque fueron a muchas marchas. Algunos aducen que tienen 22 años luchando, ¿será que el pueblo no lucha o es que debe uniformarse con las siglas de un partido para que le contabilicen su esfuerzo?
En tercer grado escuché a mi maestra Haydée González decir que la democracia nos permitía escoger de entre muchos a uno. En cambio la MUD es una caja negra que escoge por nosotros a puerta cerrada. ¿Hasta cuándo, como pueblo, seguimos permitiendo estas arbitrariedades que no afectan a los partidos políticos pero sí a nosotros, al pueblo llano y sencillo, que no sabe de negociaciones pero sí de hacer magia para sobrevivir?
Es necesario quitarse las vendas, no más ceguera, no más tinieblas. Es urgente buscar meritorias caras nuevas, que ofrezcan nuevas ideas, nuevas alternativas para enrumbar el país, al fin, por el camino correcto.
En Venezuela estamos entrampados entre dos polos desde hace dos décadas, polos supuestamente opuestos pero que conforman un sistema que busca su propia permanencia, por ello se necesitan entre ellos. No podemos seguir entrampados en este sistema bipolar, que sataniza cualquier participación por fuera. La gran verdad, eso lo saben quiénes permanecen en los extremos, es que la gente está cansada de los mismos actores y, sobre todo, de los mismos resultados. Se necesita un refrescamiento de ideas para rescatar los espacios de poder y ponerlos al servicio del país.
Los dizque líderes políticos no quieren entender (o no les interesa entender) que el pueblo ya está cansado de los partidos políticos, que cuando a ellos les conviene llaman a participar, pero cuando la brújula no señala hacía el lado de ellos orientan al pueblo a no participar.
*Lea también: Convertir el 21/11 en un plebiscito contra el régimen, por Gonzalo González
Desde el 31 de agosto de 2021 hay algarabía en la oposición por la decisión de participar en los comicios, Todos los líderes virtuales y los de a pie llaman a votar y a la unidad, pero se contradicen cuando imponen nombres “a dedo”, simplemente porque no hay interés por el pueblo, su objetivo es el poder personal.
El gobierno prefiere dividir que hacer trampa (además de que no es ilegal). Los desesperados opositores, como adictos al poder no piensan ni analizan, convirtiéndose en marionetas de sus adversarios.
Ejemplo lo sucedido en el estado Miranda con los líderes Uzcátegui y Ocariz, uno nuevo y el otro con experiencia pública. El nuevo exigió primarias y el otro pidió encuestas y fue complacido. Para su sorpresa quedó por debajo en los números. Pero ahora no acepta los resultados. ¿Qué pasa ahora?, que el líder más viejo quiere que los cogollos le nombren a juro.
Así como este caso sucede en otros estados y municipios, donde los jefes de la política quieren desaparecer a aquellos hombres y mujeres que son líderes natos, porque no los pueden utilizar como fichas en sus negociaciones. Debemos entender que en las comunidades están naciendo nuevas corrientes ideológicas, son alternativas que tiene el pueblo para lograr una genuina renovación política.
El cambio consiste en apartar esas organizaciones políticas que durante años han negociado, para su beneficio, nuestro destino. Ahora son cascarones vacíos que medran en la dedocracia y se niegan a elecciones primarias porque carecen de pueblo.
¿Y de cuál unidad se habla? La MUD no es la única asociación de partidos de oposición. Así que un candidato suyo no puede abrogarse como unitario. Es solo un parapeto, producto de negociaciones de un sector.
No se deje engañar más. Elija al que llene sus expectativas. Quien se niega a elecciones primarias o se excusa para no realizarlas no puede ser llamado demócrata, porque la democracia consiste en el derecho (y el gusto) a elegir, no en imponer sin antes consultar al soberano.
Yo, soy pueblo.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo