Candidatos al Nobel de Química, por Simón Boccanegra
Dos perlas de eficiencia revolucionaria las constituye la suerte que han venido corriendo dos de las empresas estatizadas. Agropatria, antes de su confiscación la mayor y próspera suministradora de insumos para agricultura y cría en el país, y Lácteos Los Andes, también antaño próspera empresa de derivados de la leche, se encuentran hoy en estado de coma.
No son las únicas, pero las comento porque hoy trae la prensa noticias sobre ellas. Sin embargo, basta con recordar lo que ocurre en Guayana para echarse a llorar. Para la primera, Agropatria, fue aprobado un crédito de 150 millones de bolívares para que pueda continuar respirando; no produce, pues. De la segunda, Lácteos Los Andes, informan sus propios trabajadores (los mismos que saludaron alborozados la estatización) que la producción ha caído en un 60%.
Poco a poco va asomando su feo rostro la estafa «revolucionaria». Que los trabajadores de Lácteos y de otras empresas hayan acogido con júbilo las estatizaciones es comprensible. Sentían que había habido una transferencia de poder del patrono privado a ellos. No mucho después descubrieron que en verdad sólo se trataba de un cambio de patrono: del privado al patrono Estado. Pero a esta sorpresa siguió otra: el patrono Estado resultaba mucho peor e ineficiente que los antiguos propietarios. Estoy muy lejos de satanizar las empresas públicas, pero sí reclamo, para que no sirvan de desprestigio a todo lo público, que sean manejadas con eficiencia y sin corrupción.
Estos tipos que nos gobiernan y sus gerentes de empresas estatizadas son todos candidatos al premio Nobel de Química: todo lo que tocan lo transforman ya ustedes saben en qué.