22% de niños en zonas populares está en riesgo de desnutrición aguda, dice Cáritas
Casi 40% de los niños y niñas durante los primeros dos años tienen desnutrición aguda moderada o severa. A esa edad, alerta la institución, los efectos son más graves e irreversibles
Cáritas Venezuela destaca, según datos de su monitoreo de la situación nutricional 2021, que 22% de los niños y niñas que viven en zonas populares están en riesgo de caer en desnutrición aguda, por lo que necesitan de atención necesaria para evitar caer en este umbral.
El informe, publicado el 9 de mayo, detalla que en noviembre de 2021 se detectó desnutrición aguda moderada y severa en el 10,1% de los niños y niñas evaluados en 12 de las 19 diócesis que le reportan a Cáritas. “Más de la tercera parte de los niños de las parroquias evaluadas están en riesgo nutricional o ya tienen daño nutricional”.
Aunque no hay diferencia por sexo, sí hay diferencia en la prevalencia de desnutrición aguda por edades. Un 23% de los niños y niñas menores de seis meses la padecen. “A esta edad, la prevalencia de desnutrición aguda duplica los niveles de desnutrición global encontrado en todas las edades”.
En comparación con los niveles de principios de 2021, la desnutrición aguda (moderada y severa) aumentó a lo largo de ese año, muchas veces por encima de los niveles de crisis, aunque en algunos meses también disminuyó.
Casi 40% de los niños y niñas durante los primeros dos años tienen desnutrición aguda moderada o severa. A esa edad, alerta la institución, los efectos son más graves e irreversibles.
Janeth Márquez, directora de Cáritas Venezuela, señala que los problemas de desnutrición pueden acrecentarse durante el periodo de lluvias. «Normalmente cuando llegan las lluvias, llega la diarrea, llegan los problemas, lo que son las enfermedades y todo estos niños pudieran de alguna manera colapsar el sistema sanitario».
28,1% de los niños y niñas que acudieron a Cáritas para recibir atención nutricional presentaban retraso en el crecimiento (talla baja para su edad) para noviembre de 2021.
«Todavía hay muchos niños que están con necesidades de atención, con necesidades de servicios integrales de alimentos, de servicios de salud y de servicios de atención de las familias para que de alguna manera puedan incorporarse y no quedarse en la desnutrición crónica», dice la directora de la ONG.
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A pesar de ello, Cáritas registra una leve mejora en “todas las formas de desnutrición” en comparación con 2020. Según el informe, “la reconversión monetaria, la desaceleración de la inflación”, el relajamiento de las restricciones por la pandemia, el regreso a clases y “el reinicio de las remesas” provenientes de la diáspora contribuyeron a esto.
También identifican que la economía familiar se ha sustentado en “remesas familiares (de la migración), transferencias monetarias y transferencias de alimentos del Estado”, además de “una tendencia creciente hacia los ingresos informales pagados en dólares estadounidenses”.
Desnutrición desigual
Mientras en Mérida, Caracas y La Guaira (Vargas) muestran los niveles más bajos de desnutrición aguda, por debajo del umbral de crisis, las cifras de diócesis fronterizas como San Fernando de Apure y Machiques (Zulia) alcanzan niveles de emergencia.
La situación es diferente en términos de gravedad. Mérida se destaca porque su prevalencia de desnutrición es baja, pero por la severidad en los niños y niñas que la padecen está entre las cinco regiones más críticas (Machiques, Acarigua, Los Teques, San Fernando de Apure).
Esta desigualdad tampoco es nueva. En febrero de 2019, Caritas informó una disminución de la desnutrición aguda en Caracas; sin embargo, registró un incremento en Machiques. Mientras en Caracas la desnutrición era «mínima», en Carúpano (estado Sucre) se consideró una «emergencia».