Carta abierta al Presidente sobre la FAN, por Teodoro Petkoff
En mi condición de ciudadano de la República Bolivariana de Venezuela, en pleno uso de mis derechos políticos y precisamente por las obligaciones que ellos me imponen como tal ciudadano, me dirijo a usted públicamente para hacerle llegar algunas consideraciones sobre recientes actos suyos en relación con la Fuerza Armada Nacional.
Usted expresó el 12 de abril pasado, en discurso pronunciado en Fuerte Tiuna, los siguientes conceptos: “La llamada institucionalidad de la Fuerza Armada fue una manera de enmascararse y de asumir una posición contraria al gobierno (…) Todo comandante de unidad está obligado a repetir desde el alma y levantar la bandera con la consigna ‘patria, socialismo o muerte’ sin ambigüedades (…) Si alguien se siente incómodo por esto mejor que tramite su baja”.
Estas frases constituyen graves violaciones a la Constitución de la República, cuyo artículo 328 establece que la FAN es “una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional…” A su vez, el artículo 330, que otorga el voto a los miembros de la FAN, les prohíbe, sin embargo, “participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político”.
Cuando usted afirma que la FAN es una institución “roja, rojita” y cuando pide a sus comandantes que voceen consignas político-partidistas se coloca fuera de la normativa constitucional y, como si fuera poco, solicita usted de los militares activos que ellos, a su vez, también lo hagan. La profesión de las armas, ejercida por los integrantes de la FAN, es incompatible con la solicitud de que esa institución asuma un rol político-partidista, puesto que ello consagraría el contrasentido de un partido armado en medio de un sistema en el cual ninguna organización política lo está y muchísimo menos en la magnitud de una institución que maneja poderosas armas de guerra. Cuando declara que la FAN es “roja, rojita” le atribuye el color del partido político que usted dirige y cuando le pide que haga suya una consigna claramente política, privativa del partido político MVR, usted le está exigiendo que se solidarice políticamente con este partido, colocándose en posición contraria a la normativa constitucional. La FAN está subordinada al poder político civil y la Constitución no le atribuye el rol de árbitro en la controversia política venezolana.
La que pudiera suscitar el proyecto político conocido como “Socialismo del Siglo XXI” atañe exclusivamente a la sociedad civil y no es la FAN la que está llamada a decidir sobre ella. Recuerde usted que el único compromiso político de la FAN es con la democracia porque justamente así lo establece la Constitución, al definir a la República Bolivariana de Venezuela como democrática.
En este mismo orden de ideas, constituye una insólita e inaceptable transgresión de los mandatos constitucionales así como del respeto que la institución merece, la utilización de instalaciones castrenses como el Teatro de la Academia Militar y el Patio de Honor para la colocación de consignas y la realización de actos de clara orientación político-partidista. De igual manera, violenta también la normativa constitucional el empleo de vehículos militares para exhibir consignas políticas, tal como ocurrió en el desfile del 24 de Junio de 2006, en el Campo de Carabobo. La participación de los cadetes de la Academia Militar en el mitin político del 13 de abril pasado, frente a Miraflores, es simplemente inexcusable.
No existe precedente alguno de semejante manipulación política de los estudiantes que la Nación entera forma para que una vez graduados sean representación de ella, sin distinciones de ningún género, en la custodia de la soberanía nacional.
Es necesario mencionar, también, como contraria a la letra y espíritu constitucionales, la designación del general Alberto Müller Rojas, quien es jefe del Estado Mayor del Comandante en Jefe de la FAN, como miembro y principal vocero de la Comisión Asesora del PSUV. El ya mencionado artículo 330 es muy claro y específico: a los oficiales activos (el general Müller Rojas lo es de nuevo, después de 25 años de su retiro) no les está permitido participar en actos de “propaganda, militancia o proselitismo político”. La conducta pública del mencionado general ha sido la de un militante político, en abierta actitud de proselitismo y propaganda política.
Todo esto acentúa el rasgo militarista que caracteriza al régimen, cuyo clímax fue alcanzado con la reforma de la Ley Orgánica de la FAN (Lofan), en cuyo artículo 40 fue creado el grado militar de Comandante en Jefe, para el Presidente de la República. A la condición constitucional, estrictamente política, del Presidente como Comandante en Jefe de la FAN, se suma ahora la condición, puramente militar, del Presidente como Comandante en Jefe. La FAN, institución del Estado, ha devenido, simultáneamente, en institución de Gobierno.
Para terminar, y a propósito de la institucionalidad de la FAN, cabe señalar que si bien ésta nació literalmente como guardia pretoriana al servicio del general Gómez y más tarde, en cierta forma, lo fue también del general Pérez Jiménez, no es menos cierto que después de 1958 fue asumiendo un carácter cada vez más nacional e institucional. Es verdad que se dieron casos en que no pocos oficiales buscaron “padrinos” en AD y Copei, con vistas, en particular, a los ascensos, pero la FAN, en tanto que institución, nunca estuvo al servicio de ninguno de esos partidos ni de ninguno de sus dirigentes. De hecho, durante cuatro décadas en la FAN se fue asentando un criterio institucional de subordinación al poder civil, sin inmiscuirse en el ámbito políticopartidista.
Cuando usted pretende des-institucionalizarla en verdad a lo que aspira es a hacerla nuevamente una guardia pretoriana, esta vez al servicio de su persona, en clara negación del postulado constitucional. Seguramente usted tendrá en mente reformar la Constitución en este aspecto, para consagrar la condición de una FAN política e ideológicamente comprometida con su proyecto, pero por ahora la Constitución de 1999 está vigente y usted viola flagrantemente la que, por razones obvias, es una de sus normas de mayor sustantividad, aquélla que establece con toda exactitud las atribuciones del poder militar y su relación con el Poder Nacional.
Le escribo esta carta, señor Presidente, para preguntarle si usted está conciente de que la posición que ha asumido frente a la FAN representa una tajante y sistemática violación del orden constitucional y democrático.
Atentamente,
Teodoro Petkoff