Centenario Tita Amanda Díaz militante de la democracia, por Rafael A. Sanabria M.
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En estos días en que el país esta tan convulsionado, que se escuchan tantas expresiones de un lado y de otro, donde pareciera que el palíndromo reconocer, no tiene relevancia para los actores del acontecer político Nacional.
Tu recuerdo ha venido a mi Tita Amanda, tu palabra sigue vive y fresca, tus ideales democráticos están intactos, pareciera escuchar tu voz entre la multitud exclamar: “hay que luchar por los valores conquistados en democracia”.
Hablar de Tita Amanda Mosquera Díaz de Gutiérrez, es referirse a una valiente Consejeña que estuvo al servicio de la democracia, que la movió el valor espiritual que sólo las causas justas le imprimen al hombre de bien.
Quienes tuvimos el honor y el privilegio de escuchar su palabra, en las largas tertulias tan amenas y cordiales, supimos que siempre estuvo de pie frente al concreto, nunca abandonó su puesto de combate y permaneció en su trinchera hasta el triunfo definitivo.
Siempre me comentaba: nací en dictadura y crecí bajo una tiranía, eran dos conceptos que manejaba con propiedad y por eso luché por un tercer concepto: Democracia.
De ella aprendí a discriminar los conceptos de: dictadura (en ella aún todavía se puede hablar, pero discretamente), en la tiranía (nadie habla) y en democracia (todos volamos libremente como águilas). De esta manera definía la célebre Tita Amanda estos tres términos e indicaba cual era el rumbo a tomar, de tal manera que su lección apuntaba siempre al mantenimiento de la democracia.
Nace en El Consejo según libro de nacimiento del registro civil del municipio Revenga, estado Aragua, folio Nro. 89 el 06 de enero de 1924, hija Rafael Ventura Mosquera Blanco (pionero de la música y el béisbol en El Consejo) y Raimunda Díaz. Aunque siempre sostuvo que nació el 06 de febrero de 1924 (San Tito), día en que celebraba su cumpleaños, tal vez la fecha presentada en su acta de nacimiento haya sido producto de un error de transcripción al momento de su presentación.
Su hermano: Pedro Rafael Díaz (*23-10-1919), forjador del béisbol en El Consejo.
Aprende sus conocimientos básicos de la preceptora que estaba para la época en la población de El Consejo, la maestra Francisca Power de Istillarte, esta pariente de Eduardo Power, súbdito Británico, descendiente de la legión británica que comandaba Ferriar en Carabobo, amigo íntimo de Guzmán Blanco.
Cabe destacar que fue legitimada por su padre, pero siempre uso el apellido materno.
Contrae matrimonio Civil según libro del registro civil del Municipio Revenga, acta Nro. 11, folio Nro. 14-15, el 31 de marzo de 1939, con Manuel Gutiérrez Castillo (natural de Cagua), siendo testigos de esta boda: César Briceño, Virginia Sutil, Francisco Salazar y Francisca Cortez.
Según libro de matrimonio Nro. 06, folio Nro. 329-330 del registro eclesiástico de la Parroquia Nuestra Señora del Buen Consejo, contrae nupcias religiosa el 22 de diciembre de 1940, durante la función eclesiástica del presbítero Alfredo Osiglia. Fueron testigos de este connubio: José Eugenio Albarrán Chávez y Carmen Elisa Colmenares de Albarrán.
Fruto de su matrimonio nacen: Socorro de La Paz y Matilde Esperanza Gutiérrez Díaz.
Trabajó como la gran mayoría de las damas Consejeñas en el viejo oficio de torcer tabaco.
Tita Amanda Díaz es superación continua y ascendente, nuevos y magníficos logros, la victoria de un feminismo a su estilo y dentro una época autocrática prolongada y dura y espíritu de permanente rebeldía. Su valor, coraje y perseverancia ha quedado como ejemplo de ese grupo de estoicas venezolanas que a través de los tiempos supieron desafiar la opresión y luchar por la justicia.
En 1952 cuando la lucha era dura, la dictadura intentó una maniobra para descalificar moralmente a los conductores de la resistencia ante la opinión pública del país. Se quería hacer ver que los hombres y las mujeres que la combatían eran una especie de clan de terroristas que se empeñaban en mantener en zozobra al país y servían a una causa perversa.
Tita Amanda escribía una esclarecida y hermosa lección en contra de los infundios que disparaba el despotismo. A pesar que en esos días las torturas eran macrabos y masivo deporte diario practicado por los que se habían fugado del infierno para guarecerse en la llamada seguridad Nacional, a pesar de que las cárceles eran ríos con presos innumerables, a pesar que no cesaba de aumentar cotidianamente la vasta legión de exiliados, a pesar que se perseguía a muerte y con saña enfurecida, Tita Amanda pudo destilar nobleza en su memorable actuar, no tuvo miedo y no vaciló en disfrazarse de hombre para salir a la calle a entregar panfletos para que el pueblo despertara.
Muchas veces perseguida por los personeros del gobierno Nacional escondía los panfletos en la letrina. Para luego salir a la medianoche a llevar el mensaje de libertad a los lugareños. Sin duda alguna Tita Amanda concibió la lucha como compromiso continuo, como entrega seguida, como mandato en que no caben reposos ni renuncias. Lo que da más valor ético a su acción humana fue que apuntó en ella el riesgo del sacrificio, el desafío de la muerte. Y su tesón contribuyó a derribar la dictadura, a vencer sin desmayar y cantar la victoria.
Tita Amanda combatió con un enemigo desigual y eso engrandece su ejemplo y su obra. La dictadura tenía aviones, Tita no tenía aviones, pero en su corazón aleteaba el aliento suficiente para elevarse hasta la valentía del que no se resigna sino a triunfar. La dictadura tenía tanques y ametralladoras, Tita no tenía tanques ni ametralladoras, pero tenía una voluntad de acero para resistir todos los embates, La dictadura tenía barcos de guerra, pero en su sangre, sangre de Aragüeña y Consejeña, crepitaba el oleaje de todos los océanos para desatarlo con pleamar de libertad.
En El Consejo junto a ella lucharon otras damas entre las cuales sobresalen: Luisa Natera de Echezuría (viviente), Amanda Zambrano de Mendoza, Las hermanas Albarrán Chávez, La hermanas Bello Acosta, Carmen Elisa Colmenares de Albarrán, Carmen Luisa García de Bello, Ana Teresa Aguilera de Delgado, Vestalia Núñez de Gutiérrez, Josefa “pipa” Ramírez, Luisa Tablante (viviente), entre otras. Quienes desde sus trincheras dieron todo por restituir la democracia de Venezuela. Gracias a su lucha esta generación pudo conocer el concepto de democracia.
En muchas ocasiones la Seguridad Nacional tocó su puerta, preguntando por la señora Gutiérrez, ella hábil e inteligente le respondía: aquí no vive la señora Gutiérrez, pues en el pueblo había además de ella otra señora de apellido Gutiérrez, también militante de AD, que cuando tocaban a su puerta aplicaba la misma estrategia, de tal manera que los esbirros nunca pudieron dar con las señoras Gutiérrez.
Esta respetable dama luchó con ardor por el derecho a la cedulación y al voto de la mujer venezolana.
Se erige miembro fundador del PDN, que luego se convirtió en partido Acción Democrática, fundado en El Consejo a finales de noviembre de 1941, donde ocupó cargos de importancia, como la secretaría General.
Durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, consigue una contribución para la construcción de las dos naves de la S.I.P Nuestra Señora del Buen Consejo, pues trabajó arduamente en la junta protemplo.
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Participó con ahínco en la fundación del ropero escolar de El Consejo (1946), junto a Rosa Elvira Albarrán de Visbal y Carmen Elisa Colmenares de Albarrán.
Es miembro fundador de la Junta Socio-Sanitaria de El Consejo.
Integró la nómina de la Junta Prorescate del Cementerio de El Consejo (1967).
Desde 1977 hasta 1997, tuvo la responsabilidad de adornar la Sagrada Imagen del Santo Sepulcro que se venera en El Consejo cada viernes santo.
Fue miembro activo de la Casa de Cultura Poeta Pedro Rafael Buznego Martínez.
Su pasión por la Educación y la cultura la llevó a fundar en su casa de habitación Nro. 13 de la calle Ricaurte (Tronconero), El Consejo; una Escuela de Arte y Oficio, que estuvo al servicio de la población de El Consejo por más de tres décadas. Con Su escuela contribuyó a estimular a la mujer Consejeña, para que mucho más allá de los quehaceres domésticos, aprendieran otros oficios que le sirvieran para defenderse en la vida, demostrando así su espíritu de filantropía para con su comunidad y para con sus semejantes.
Impartió Clase de Artes y Oficios en la Colonia Tovar y otras geografías. Sus enseñanzas estuvieron presentes en El Centro Cultural Ezequiel Bujanda (Escuela Juan Uslar).
Es jubilada por la Gobernación del Estado Aragua, después de haberle servido al país durante más de treinta años.
Tita Amanda no solo le sirvió al país desde su loable tarea de educar, sino que le regaló a la patria una legión de profesionales, forjados al calor de su hogar entre los que destacan: Ingenieros, médicos, abogados, enfermeras, odontólogos, periodistas y docentes. Pues luchó para que su familia se labrara un futuro digno y honesto. Sin duda alguna tenía unos valores democráticos muy bien acentuados.
Se durmió en la paz del Señor en la población de El Consejo, el 12 de octubre de 2008, a los 84 años de edad, rodeada del amor y afecto de sus hijas, nietos, bisnietos, familiares y vecinos de su Tronconero de siempre.
El fulgurante ejemplo de su vida heroica nos señala un camino: “Combatir hasta triunfar”
Sirva la vida y obra de Tita Amanda Díaz de Gutiérrez, como acicate para que las nuevas generaciones encuentren un motivo, para seguir luchando por su legado histórico que refleja identidad y patria.
Tita, si algo me quedó de tus amenas conversas, es aquella frase que no olvido: “la lucha no cesa”.
Aún llevo conmigo aquel consejo que me distes el domingo de resurrección del año 2008, que asistimos a la lectura del testamento del Judas del pueblo y tu vasta experiencia indicaba: vienen tiempos difíciles, sin duda alguna no te equivocaste y finalizaste diciéndome: Escribe que algo queda.
Tu nombre es signo de esperanza, cual fue tu vida.
Tu mensaje alecciona, estimula y forja.
Rafael Antonio Sanabria Martínez es profesor. Cronista de El Consejo (Aragua).
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