Cepal: América Latina crecerá un 3,2% en 2022, pero crecimiento desacelerará en 2023
Aunque se esperaba un crecimiento más prominente después de superar la crisis causada por la pandemia por covid-19, acontecimientos como la guerra en Ucrania han amenazado el progreso económico global, lo que ha empeorado las condiciones de las economías menos desarrolladas y ha afectado las estimaciones sobre el progreso económico en América Latina, pese a que Venezuela mantendrá su rebote al menos hasta 2023. Paralelamente, en otro informe, el PNUD apunta que las 54 economías con mayores problemas de deuda albergan a la mitad de la población más pobre del mundo
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) mejoró su proyección de crecimiento en la región a un 3,2% después de haber estimado un avance de 2,7% en su reporte anterior.
A pesar de que la economía crecerá por encima del 3% en 2022, las previsiones para 2023 no son tan esperanzadoras, ya que se espera una desaceleración de este crecimiento al ubicarse en un 1,4% para ese año.
Dentro de los promedios latinoamericanos, Venezuela resalta con un 12,5% de crecimiento en 2022 y proyecciones en torno al 5% para 2023, una diferencia porcentual importante que encuentra sentido gracias a la brutal caída que sufrió la economía venezolana en los años anteriores.
El organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) preveía que en la etapa posterior a la pandemia se produjera un episodio de crecimiento para recuperar el terreno perdido a raíz de la paralización comercial establecida en 2020 a raíz de la covid-19. Sin embargo, otros acontecimientos perjudican las dinámicas económicas positivas.
Concretamente, la Cepal hace énfasis en las restricciones, tanto internas como externas, a las que están sometidos los países de la región. Destacan el impacto de la guerra en Europa Oriental en el crecimiento global y en la demanda externa de productos y servicios ofrecidos en América Latina.
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La región está destinada a sufrir las consecuencias de la crisis global, con presiones inflacionarias, volatilidad y costos financieros diversos. En este contexto, las inversiones están contenidas, debido al alto riesgo que conlleva invertir, además de que los principales bancos centrales del mundo están aplicando políticas monetarias restrictivas que dificultan el crecimiento y la inversión.
De acuerdo con la Cepal, estos factores propiciaron la depreciación de varias de las monedas locales e hicieron más caro el financiamiento. Este cóctel dio lugar a una crisis de deuda.
Deuda y pobreza van de la mano
Otro informe, esta vez del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), apunta que las 54 economías con mayores problemas de deuda albergan a la mitad de la población más pobre del mundo.
Esta relación directa entre la deuda y los índices de pobreza establece una necesidad de acceso inmediato a mecanismos de reestructuración de deuda para que la población de estos países pueda obtener algún alivio y así evitar una «crisis sistémica de desarrollo».
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Los países agobiados por la deuda representan apenas un 3% de la economía global, por lo que encontrar mecanismos de ayuda no debería contemplar mayores dificultades, especialmente al considerar que en este 3% se ubica más de la mitad de la pobreza mundial.
De no corregir esta situación, el PNUD advierte que la pobreza aumentará y las inversiones que se necesitan para mitigar la crisis climática no se llevarán a cabo, especialmente porque estos países consumidos por la deuda son, además, los más vulnerados por el cambio climático.
De acuerdo con el administrador del PNUD, Achim Steiner, aliviar la deuda no sería un mayor obstáculo para las economías más solventes, mientras que no actuar desataría consecuencias para la economía mundial.
«El alivio de la deuda sería una piedrita para los países ricos, pero el costo de la inacción es brutal para los más pobres del mundo. No podemos darnos el lujo de repetir el error de proporcionar muy poco alivio y demasiado tarde, en la gestión de la carga de la deuda de las economías en desarrollo», afirmó.
Las acciones, además, se tienen que tomar en el corto plazo. El PNUD advierte que la reestructuración de la deuda no puede esperar hasta que las tasas de interés bajen o se produzca una recesión mundial.
Además, la agencia recuerda que la crisis es, en gran parte, consecuencia de las políticas aplicadas por los países desarrollados, que han afectado a la economía global y hundido a las economías menos desarrolladas.
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De acuerdo con PNUD, hay condiciones favorables para trabajar en una reestructuración de la deuda de estos países, un tema que debe discutirse antes de la reunión de los ministros de finanzas del G20 que se llevará a cabo en Washington en los próximos días.
«Existen condiciones para que los acreedores y deudores inicien las conversaciones de reestructuración de la deuda bajo el Marco Común del G20 y eviten así una crisis de deuda de los países en desarrollo que, de lo contrario, podría convertirse en una crisis de desarrollo a largo plazo», resalta la agencia.
Venezuela lidera recuperación porcentual, según Cepal
La actualización de las proyecciones de crecimiento de Cepal ubican a Venezuela en una posición privilegiada en Sudamérica, al ser la economía con mayor crecimiento porcentual de de todo el cono sur.
De acuerdo con la Cepal, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Venezuela en 2022 será de 12%, casi el doble que el 7,7% que marca Colombia.
Sin embargo, el alto porcentaje guarda una estrecha relación con el tamaño de las economías de los países de la región. El desnutrido PIB venezolano —que cayó un 80% entre 2013 y 2020— avanzará desde unos 59.513 millones de dólares, por lo que un 12,5% de crecimiento representaría aproximadamente unos 7.439 millones.
En contraste, el tamaño de la economía colombiana se ubicaba en 314.409 millones de dólares al cierre de 2021, por lo que el aumento de 7,7% que proyecta la Cepal implicaría un crecimiento de 24.209 millones de dólares, casi cuatro veces más que el aumento venezolano en términos nominales.
Cabe destacar que el crecimiento de la economía venezolana proyectado por Cepal contrasta con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que estima un aumento del 6% en el tamaño de la economía nacional.
Las previsiones de la Cepal para 2023 son positivas. Aunque Venezuela formará parte de la desaceleración que advierte la agencia, se proyecta un crecimiento del 5% al cierre del próximo año, lo que implicaría que el país mantendrá su tendencia a la recuperación en un contexto en el que distintos sectores económicos empiezan a encontrar un techo de crecimiento.
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