Chacumbele debe leer a Armando León, por Simón Boccanegra
Armando León Rojas, miembro del Directorio del Banco Central, escribe en El Mundo un artículo que titula «¡Cuidado con Papá Estado!», con cuya conclusión este minicronista está de acuerdo. Armando dice: «No creo que en las actuales circunstancias sea posible sostener el crecimiento económico, la inclusión social y el empleo sólo con la actividad del Estado. Un modelo que asuma esa ruta rápidamente puede colapsar». Para llegar a esta conclusión «socialdemócrata», enteramente razonable y sensata, Armando cree, sin embargo, necesario protegerse con dos «autoridades» revolucionarias. Una, un misterioso ministro de Economía «de un país del Caribe», quien dijo recientemente «Papá Estado no puede resolverlo todo». En boca de un dominicano o un jamaiquino la frase no merecería ser citada. La gracia está en que lo dijo Ramiro Valdés, histórico de la revolución cubana, quien tardó cincuenta años en descubrir el agua tibia. ¿Por qué Armando no los menciona, ni a él ni a su país, por sus nombres? Más fuerza habría tenido su artículo si, hablándole al gobierno, como lo hace, le revela que ¡en Cuba! ya están devolviéndose de la estatolatría mientras aquí se va a tambor batiente hacia ella. Luego, Armando apela nada menos que al Che Guevara, citando su texto Contra el burocratismo. Podría haber glosado también los centenares de discursos de Fidel, de Raúl y los de un largo etcétera. ¿Por qué, a pesar de las abundantes jaculatorias contra el «burocratismo» por parte de los líderes cubanos, (y, también, desde Stalin, las de todos los jefes de la URSS y de China), esas sociedades nunca se curaron de tal enfermedad? El Che Guevara, como todos los demás, lo que hace es derramar moralina sobre el tema. Pura queja sobre el déficit de «espíritu revolucionario», pero ni un gramo de análisis sobre las causas «estructurales» (como debía decir un marxista) de la burocratización en las sociedades hiperestatistas (y totalitarias, de paso). Habría tenido que poner en cuestión el modelo. De todos modos, en lugar de tanto Meszaros, Chacumbele debería leer, más bien, a Armando León.