Chacumbele en la red, por Teodoro Petkoff
La Interpol se limitó a presentar las conclusiones de la experticia técnica que se le pidió. Sobre los contenidos existentes en las computadoras no dijo nada porque ese no era su cometido. Se limitó, pues, a verificar que las computadoras entregadas por el gobierno colombiano no habían sufrido ningún tipo de intervención ni de manipulación posterior a su hallazgo en el campamento de Raúl Reyes. Explicó también la Interpol que los modelos de computadoras utilizados por Reyes pueden resistir una explosión atómica, con lo cual se desvaneció el argumento que las calificaba irónicamente de «supercomputadoras», aludiendo a que hubieran resistido los bombazos que acabaron con el campamento de las Farc en Ecuador. No habiendo sido intervenidas ni manipuladas y estando plenas de documentos de las Farc, se cae de maduro que pertenecieron a quienes les fueron encontradas. Ahora entramos en la fase política del asunto. El manejo y difusión de los contenidos es asunto del gobierno de Colombia.
¿Cómo lo hará? Veremos. ¿Qué hay en esas computadoras que Yo-El-Supremo se muestra tan nervioso? Algo debe saber él que no sabemos los demás, y que lo han llevado a un desmadre verborreico y un ridículo show ante los periodistas extranjeros, que no se puede explicar sino por el temor de que de esa verdadera caja de Pandora comiencen a salir cosas que podrían ser muy embarazosas para el gobierno venezolano. Hasta ahora se han filtrado algunas, que en honor a la verdad, no demuestran sino que en sus gestiones de «mediador», Yo-El-Supremo estableció y mantuvo una relación directa con los capos de las Farc. Se trata de cartas cruzadas entre Chávez y las Farc sobre el tema de los secuestrados.
Pero esto es lógico. Si Uribe lo metió a «mediador», tenía que establecer y mantener contactos con ambas partes. Pero esta no es la parte grave. Con esto no se agota el contenido de las famosas laptops.
Otras cosas debe haber, que a Chacumbele lo desvelan más que ordinario. Por ejemplo, se ha publicado en Colombia un intercambio de cartas entre ambas partes en las cuales el gobierno venezolano exculpa a las Farc del asesinato de varios efectivos de la Guardia Nacional y de una ingeniera venezolana de Pdvsa, descargando la responsabilidad sobre los paramilitares. Lo interesante es que los propios altos jefes de la organización de narcosecuestradores habían reconocido el crimen y así lo hicieron saber a Chávez. Fue de este lado de donde partió la «genial» idea de culpar a los paracos. Si esto resultare cierto, ¿ante que tipo de delito de lesa patria estaríamos? ¿Qué otras cosas inconfesables vamos a conocer? Por el lado de nuestro gobierno ya sabemos lo que podemos esperar: huidas hacia delante, cortinas de humo, tentativas de desviar la atención e insultos, insultos y más insultos, que, en el caso de Interpol, por cierto, estaban totalmente fuera de foco. No la tiene fácil Yo-El-Supremo.
Y todavía no le ha caído encima lo del juicio de Miami.