Charlatanería, por Simón Boccanegra

Ayer salió el Presidente con otra de sus bravuconadas impertinentes. A propósito de la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Argentina, en noviembre, auspiciada por la OEA, dijo Chávez que los gobiernos de América Latina deberían unirse para plantear que «si no va Cuba, no va nadie». Propuso seguir el ejemplo de los países africanos que se negaron a asistir a una cumbre internacional si no era invitado Mugabe, el sátrapa de Zimbabwe.
«Deberíamos seguir ese ejemplo; si no va uno de nosotros, no va nadie, porque o somos todos o es nadie». Esa sería, según Chávez, una muestra de «dignidad, de coraje, de valor». Como siempre, Chávez se autoerige en paradigma de la dignidad e implícitamente acusa a sus colegas del continente de no tenerla. Una idea como esa, que comporta la reinserción de Cuba en la OEA, asunto ya planteado por varios gobiernos, se debe trabajar discretamente, entre las cancillerías y no con esa estridencia chavista, que la machorrea. Pero, a Chávez no le importa la viabilidad de la idea. Lo que le interesa es, con el planteamiento público, exhibirse como el gobernante más arrecho del continente. Nadie como él. Los demás son pusilánimes. Ahora, ¿cuánto apostamos a que Chávez no se pelará esa cumbre y que allá estará, como siempre, así Cuba no vaya?