Chávez como táctico, por Simón Boccanegra
Cuando mudó el desfile aéreo de Maracay para Caracas, el comandante Hugo Chávez mostró por qué fracasó el 4F. Lo primero que un jefe militar debe hacer, a la hora de preparar una batalla, es conocer el terreno donde la va a librar. Salir del abrigo de la base Libertador, en Maracay, para venir a meterse en la ciudad donde está el epicentro de la protesta nacional, revela que el comandante o no sabe dónde le aprieta el zapato o no cree los informes que sus organismos de inteligencia le dan. La base de Palo Negro, en Maracay, está lejos del mundanal ruido. La Carlota tiene de un lado a Chuao y El Cafetal, y del otro a La Floresta, bastiones de esa clase media cacerolera. Fue un error garrafal. En cuanto arrancó la actuación del comandante, la banda sonora fue el concierto que surgió de esas urbanizaciones. Allí cometió el comandante otro error: se puso a hablar del cacerolazo, poniendo de manifiesto cuán hondo le había llegado el puyazo. El comandante no mostró ante sus hombres el temple y la serenidad que se espera del verdadero líder militar. Se papeloneó como un soldado bisoño… o como el joven e inexperto comandante del Museo Militar.