Chávez condenó a Isaías, por Simón Boccanegra
Flaco servicio le hace Chávez a Isaías cuando declara que la oposición quiere quitar a éste para ir luego por él. O sea, Isaías no está allí para velar por la legalidad de los actos del gobierno y proteger los derechos de los ciudadanos sino para servir de escudo al presidente. Con un amigo así, Isaías no necesita quien lo recuse o le pida la renuncia. Esa declaración de Chávez es más que suficiente para que Isaías abandone el cargo. Chávez lo ha expuesto al desprecio público. Lo presenta como una marioneta, como un muñequito de ventrílocuo, cuya función es proteger al presidente, con razón o sin ella. Sobre todo, sin ella. Este minicronista no puede sino sugerirle a su amigo Isaías Rodríguez que si no va a renunciar por lo menos se inhiba en todo juicio que tenga que ver con el presidente o con el golpe. Más que política, la motivación sería ética y moral. Isaías está demasiado comprometido con este proceso como para que la gente lo perciba como garante de la justicia y la imparcialidad. Pero después de la declaración de Chávez, sería francamente inmoral que permanezca al frente del cargo. Ya el presidente dijo que la función del fiscal es impedir su enjuiciamiento. A confesión de parte…