Chávez, «el burgués insaciable y cruel»
Después de diez años de demagogia con los trabajadores de las empresa del Estado, durante los cuales el gobierno-patrono ha firmado los contratos colectivos más extravagantes que se pueda concebir, yendo mucho más allá de las expectativas reales de los trabajadores, el Presidente ahora embiste contra ellos, pretendiendo trasladarles la responsabilidad de la profunda crisis en que la combinación de incompetencia y corrupción oficialistas ha sumido a tales empresas.
Durante diez años estuvo de manitos agarradas con las que ahora denuncia como «mafias sindicales»; llegando al punto de estatizar Sidor con la coartada de que la empresa argentina no atendía las reivindicaciones planteadas por el sindicato, en el contrato colectivo que se discutía entonces.
El nuevo patrono, estatal, firmó el contrato sin siquiera mirarlo y de inmediato comenzó a violarlo. Ahora Chacumbele descalifica a los trabajadores de Guayana como «privilegiados», como «aspirantes a ser ricos», «que no piensan sino en tener carros», «quieren que les paguemos los mejores colegios privados para sus hijos»; «no se les puede pedir que se queden una horita más para algún trabajo porque hay que pagarles diez» y por ahí se fue, con un lenguaje que ni el más retardatario de los patronos privados utilizaría hoy.
Pero estos fueron los contratos que el gobierno-patrono firmó con los sindicatos del aluminio. ¿El Presidente no sabía lo que firmaban sus ministros? ¿Qué les reclama ahora a los trabajadores? ¿Qué le va a reclamar mañana a los obreros de Sidor? ¿Esta es la manera de manejar la situación laboral, con amenazas y la más crasa arrogancia?
Ternium, la empresa argentina todavía propietaria de Sidor (aún no le han pagado), habría sido echada del país sin contemplaciones si en la discusión del contrato, abortada por la estatización, hubiera utilizado la décima parte de este palabrerío grosero y brutal.
Deja un comentario