Chavismo vs chavismo, por Simón Boccanegra
Rasparon a Giordani, en una jugada que consolida el poder de la reacción antichavista en la cúpula del chavismo. No es un galimatías. Todo esto cabía esperarlo. Cuando un mandatario autoritario, usualmente acatado, sale de la escena es inevitable –la historia así lo enseña- que afloren las contradicciones que el mando duro mantenía asfixiadas. En nuestro caso, el round Maduro-Giordani, con victoria del presidente, es elocuente. El chavismo pragmático está demoliendo al chavismo ideológico.
Giordani va a las duchas, dejando detrás de sí una larga carta-testamento en la cual reivindica su política económica al mismo tiempo que señala los «errores» de la gestión económica del madurismo. Giordani trata, pues, de dotar al chavismo puro y duro, de una plataforma ideológica sustentada en su propia gestión de quince años.
Esto, por supuesto, da una ventaja al chavismo pragmático, porque el resultado de quince años de economía giordaniana es un país en crisis.
Proponer una rectificación no es traumático. El punto está en saber cuál es la alternativa. Del chavismo pragmático, aparte de separarse tajantemente de las viudas de Hugo Chávez, no se sabe cómo quiere freír los huevos. Es de suponer, sin embargo, que la salida de Giordani abrirá espacio para nuevos criterios económicos, que seguramente saldrán a la luz en los próximos días. Sería importante que en el debate económico que abre la salida de Giordani, la oposición también presente su propio punto de vista sobre lo que se debe hacer con la economía.