¿Chévere?, por Simón Boccanegra
El Gobierno descubrió, después de 14 años, que el turismo es una actividad económica que genera riqueza y empleos. Algo que ya el mundo sabía desde hace muchos años. Para impulsar el turismo los países desarrollan campañas publicitarias que motiven al extranjero a conocerlo. Los colombianos, conscientes de que la inseguridad era un talón de Aquiles para que los visitaran, desarrolló una campaña cuyo lema era «el riesgo es que te quieras quedar», con testimonios de extranjeros que visitaron la tierra del Gabo y se quedaron allí.
Desde el Gobierno, Rizarrita le dice al mundo que Venezuela es un país chévere. Nos parece bien el uso de esa palabra por su sonoridad y por lo novedoso, aunque no sea exclusiva de Venezuela. Estamos seguros que quienes la oigan por primera vez buscarán su significado. Pero toda campaña publicitaria, para ser efectiva a largo plazo, tiene que ser respaldada por la realidad. No es el caso de Venezuela. Los que aquí vivimos conocemos de sobra las vicisitudes que hay que sortear para poder hacer turismo dentro del país.
Por ejemplo, esta Semana Santa que acaba de concluir vino acompañada por el dato de que una parte de Mérida, destino turístico por excelencia, pasó 18 horas seguidas sin electricidad. Pero peor lo pasaron en Ocumare de la Costa y por la misma razón. En ese pueblo, también muy visitado, la electricidad estuvo ausente por más de dos días. Con ese calorón que pega en esa costa, acompañado de una buena camada de zancudos, dudamos que la gente haya pasado un momento chévere.