Cifras y migrantes, por Gonzalo Oliveros Navarro

Autor: Gonzalo Oliveros Navarro
Ha concluido el pasado 08 de Junio el Registro de Migrantes Venezolanos que elaboró el gobierno de Colombia. Sus cifras son reveladores:
Nos encontramos en Colombia 819.034 venezolanos más 250.000 colombo venezolanos. De los primeros el 45,97% se encuentra en condición regular, es decir ingresó a territorio colombiano cumpliendo todos los requerimientos de la ley. El restante 54,02% se encuentra en condición irregular.
Del total de migrantes en Colombia que solo tienen nacionalidad venezolana, 312.318 son adultos en edad de trabajo, por tanto el resto equivalente al 61,68% de los migrantes es menor de edad, por tanto escolarizables.
Del total de adultos, solo un 1,064% tiene trabajo estable y el 31,01% trabaja como independiente. Al ser así, tiene cédula de extranjería y acceso a la salud. Sus hijos, obviamente al sistema educativo.
El resto de los adultos, la gran mayoría, el 67,92% del total, carece de trabajo formal o no trabaja; por ende su acceso a la salud se limita a situaciones de emergencia aun cuando este concepto ha sido reinterpretado favorablemente a favor de los migrantes por la Corte Constitucional en reciente sentencia de inicios de mes que obligará a las autoridades a adoptar medidas que faciliten el acceso de estos a dicho sistema, ante la imposibilidad fáctica de los migrantes venezolanos de acceder a la documentación exigida por la ley colombiana, que deriva de una documentación venezolana de casi imposible acceso.
Colombia, según las cifras informadas por su gobierno, ha recibido en 15 meses un promedio diario de 687 migrantes venezolanos incluyendo allí los colombo venezolanos. Diarios
España, en la actualidad está movilizada por la llegada al puerto de Valencia de cerca de 700 migrantes africanos recogidos en alta mar por un barco carguero. 700. Su gobierno ha dispuesto calificarlos como refugiados aplicando normas excepcionales. Colombia recibe esa cifra diariamente.
El venezolano sale de sus fronteras simplemente a trabajar. Colombia está en capacidad de aplicar dispositivos normativos existentes que permitan incorporar a la migración venezolana en igualdad de condiciones al mercado de trabajo. Mientras no lo haga, habrá una competencia desleal que puede generar xenofobia. La visa Mercosur a la cual los venezolanos tendrían derecho y la cual les ha sido limitada por razones de reciprocidad y la aplicación a ese pueblo del Protocolo de Ushuaia, es un mecanismo legal e idóneo para ello.
Pero también es necesario diseñar políticas públicas novedosas que no impacten el fisco colombiano que faciliten la incorporación de esa fuerza migratoria a la vida productiva nacional. Un fondo de emprendimiento integrado con recursos provenientes de países que están contribuyendo económicamente con la atención de la diáspora venezolana, es un medio idóneo para ello. Empresas binacionales paritarias en socios y trabajadores, financiado por dinero de allí proveniente, es un mecanismo factible de integración.
Los resultados del registro de migrantes venezolanos deben llamar la atención a la empresa privada colombiana. Hay allí un sector de la población, equivalente a casi el 2% de la población colombiana absolutamente desasistida. Hay allí un potencial atractivo para generar políticas empresariales para ella, lo cual, nuevamente impactará en beneficio del país.
Estamos convencidos que la migración venezolana no es un problema para los países a donde la diáspora venezolana conduce. Es una oportunidad para quien nos recibe. Compartimos así los conceptos al respecto emitidos por la cumbre de jefes de estado celebrada en la ciudad de Nueva York y suscrita por Colombia, en Agosto del 16 cuando ellos eso afirmaron.
En esa misma declaración, se aprobó el diseño de políticas educativas para minimizar la xenofobia.
En Asovenezuela, la cual ahora me honro en presidir, hemos recogido esa conclusión y hemos solicitado de las autoridades nacionales la implementación a través de los medios de comunicación, de una agresiva campaña de medios, liderada por artistas y deportistas, vinculados a ambos países que haga visible la hermandad que existe entre ambos, los cuales tienen muchas más cosas en común que las que nos separan. Solo se requiere voluntad política para ello, pues pudiera destinarse para la misma parte de los fondos que se recibirán del exterior en ayuda a los migrantes venezolanos.
Corresponde a las autoridades del país de acogida poner manos a la obra.