Cinco asuntos que están marcando las últimas horas de la campaña presidencial en EEUU
El martes 5 de noviembre son las elecciones presidenciales en Estados Unidos, al cierre de una carrera que sigue estando demasiado pareja para predecir un resultado. Millones de votantes ya marcaron su opción en los lugares donde se permite el voto adelantado. Todas las miradas están sobre seis estados que son clave para ganar los colegios electorales
El voto de las mujeres
No es casual que en su último mitin de este domingo 3 de noviembre, Donald Trump estuviese franqueado por mujeres de distintas razas. Así se vieron en la toma televisiva que registró la actividad, su tercera durante el día y parte de una campaña electoral que el magnate adelanta con esa cantidad de reuniones en cada jornada.
Desde el partido Republicano ha habido respuestas cambiantes. Desde quienes han asomado, como el propio Trump, que no habrá una prohibición federal sino que cada estado debe decidir sus propias reglas al respecto, hasta quienes insisten en que es lo que hace falta, como el excandidato Robert F. Kennedy Jr, que respalda a Trump.
En 2024 el voto de las mujeres podría finalmente ser el factor que incline la balanza el martes 5 de noviembre cuando comiencen a contarse todos los votos de los millones de estadounidenses que decidirán quién ocupará la Casa Blanca por los próximos cuatro años. Y no se trata solo de que en la carrera una mujer está batallando por el triunfo, Kamala Harris.
Durante la campaña presidencial de 2024 en Estados Unidos un asunto ha estado en todas las agendas y casi todos los discursos: el aborto. La discusión sobre derechos reproductivos y autonomía de la mujer sobre sus cuerpos está marcando la competencia entre Donald Trump y Kamala Harris, particularmente luego de que la Corte Suprema de Justicia derogara en 2022 los efectos de la sentencia Roe v Wade que legalizaba el aborto en todo el país. De inmediato, 13 estados activaron casi de inmediato disposiciones legales que prohíben el aborto. En Misuri, Texas y Oklahoma se implementaron incluso penas de prisión, permitiendo la interrupción solo en casos de supervivencia de la madre.
Aquella decisión, impulsada por magistrados nombrados por Donald Trump durante su primer período en la Casa Blanca, abrió la puerta para una confrontación de ideas que ahora incluso se está colando en las dinámicas familiares de los estadounidenses.
Kamala Harris ha dicho que firmará una «protección federal» que garantice el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en todo el territorio. Además, la actual vicepresidenta ha dicho que creará un programa nacional de licencias médicas y familiares remuneradas, así como fortalecerá las políticas contra la violencia de género en el país.
A un día de las elecciones, los estudios de opinión muestran que la mayoría del electorado masculino se inclina por el candidato republicano, y el femenino lo hace por la demócrata. Una encuesta reciente de la cadena NBC ha cifrado en 30 puntos la ventaja de Harris frente a Trump entre electoras mujeres. Al mismo tiempo, el republicano adelanta por 12 puntos a la vicepresidenta en los hombres, especialmente los de clases trabajadoras.
En los últimos 30 años el electorado femenino se ha decantado más hacia el partido Demócrata, pero hasta ahora nunca se habían visto brechas tan marcadas, tanto que doblan los números de los años 80. El voto de mujeres jóvenes es abrumadoramente mayoritario por Harris, a quienes ven como un ejemplo: una profesional racializada que llegó a lo más alto de Washington sin formar parte de un «clan» como los Clinton o los Bush.
El asunto ha llegado al discurso público y la propaganda. Donald Trump ha dicho que protegerá a las mujeres «aunque ellas no quieran», lo cual ha desatado una ola de burlas pero también de condenas. Kamala Harris, por su parte, no ha enfocado su campaña en su propio género (como hizo infructuosamente Hillary Clinton en 2016) sino usando al aborto como bandera para apelas a la audiencia femenina, y hasta impulsando mensajes apelando al «voto silencioso» de las mujeres.
En ese sentido, esta última semana fue publicado un video en el cual la actriz Julia Roberts invita a las muejres a votar por Kamala Harris, llevándole la crontraria en secreto a sus parejas. «En el único lugar de Estados Unidos donde las mujeres todavía tienen derecho a elegir, puedes votar lo que quieras y nadie lo sabrá nunca», dice Roberts en el video donde dos mujeres votan por la opción Demócrata y cuando se reencuentran con sus parejas, uno de ellas pregunta: «¿Hiciste la elección correcta?», a lo que su mujer responde: «Claro que sí, cariño».
In the voting booth, women still have the right to choose.
Thank you to Julia Roberts for helping us make the choice clear – November 5th, let’s all choose a new path forward.#progressive #progressivechristianity #voteblue #harris2024 #prowomen #evangelicalsforharris pic.twitter.com/fchO3yj1na
— Vote Common Good (@VoteCommon) October 28, 2024
«Esta narrativa sobre las mujeres conservadoras no es nueva. Los demócratas han infantilizado a las mujeres que no votan como quieren en muchas elecciones», publicó el medio conservador The Conservatour agregando: «El anuncio tiene una cosa clara: los Demócratas tienen un problema con las mujeres casadas. En las elecciones recientes, los demócratas han perdido mujeres casadas. En las elecciones presidenciales de 2020, los demócratas ganaron el 63% de las mujeres solteras, pero solo el 47% de las casadas. En 2016, ni siquiera Hillary Clinton ganó la mayoría de las mujeres casadas».
En Estados Unidos, uno de cada ocho votantes señala que el aborto es el tema que más motivará su voto el martes, según cifras de KFF. El 26% de las votantes afroamericanas y el 22% de las mujeres demócratas han manifestado que el aborto es su principal preocupación para las elecciones. Además, el 19% de las mujeres en estados con prohibiciones considera que el aborto es su mayor motivación para votar.
Por otra parte, el asunto también es estratégico siendo que las mujeres no solo representan el 53% del electorado total, sino que suelen participar más que los hombres en las convocatorias a las urnas. El diario digital Político dijo esta semana que el voto adelantado de los estados clave (los que definen la elección por el sistema de colegios electorales) muestra una brecha de género de 10 puntos porcentuales a favor de las mujeres. El 55% de las papeletas depositadas es de ellas, mientras que el 45% corresponde a los hombres.
¿Qué dicen las últimas encuestas?
Kamala Harris y Donald Trump están empatados. Y así han estado durante varias semanas, tanto en las proyecciones de voto nacional como en la de aquellos estados específicos donde se decidirá finalmente la elección: los llamados «swing states», que son seis.
Trump ganó en 2016 sin lograr la mayoría del voto popular, pero gracias al sistema de colegios electorales. En 2020 mejoró sus números pero fue superado por Joe Biden. En todo caso, las encuestas en Estados Unidos son bien específicas, no solo en lo territorial sino en los sectores que se movilizan.
Por ejemplo, Harris mantiene ventaja entre los electores jóvenes por un margen de unos 17% que, aunque luzca amplia, es mucho menor que la brecha que Biden logró frente al republicano hace cuatro años. Es decir, Trump ha ganado terreno en ese electorado.
El magnate también ha mejorado sus números entre hispanos y negros. Biden ganó el votgo afroamericano con una ventaja de más de 80%, pero Trump ha logrado reducir la brecha en más de 15 puntos, y esto es clave para mejorar sus posibilidades en dos estados clave, Carolina del Norte y Georgia, donde la población negra supera el 20%. Con los hispanos podría darse una situación similar, mejorando las posibilidades de Trump en Arizona, territorio que selló la victoria de Biden en 2020.
Mientras tanto, Harris ha crecido entre los blancos no universitarios que en las últimas citas electorales se han inclinado por el partido Republicano. Este es el electorado clave a obtener en tres estados necesarios para ganar: Pensilvania, Míchigan y Wisconsin. Trump logró la presidencia en 2016 ganando esos tres territorios, igual que lo hizo Biden en 2020.
En la brecha campo ciudad se repite un patrón que ya hemos visto: cada candidato recupera terreno donde eran más fuertes sus rivales. Harris se mantiene favorita en las zonas urbanas, con 26 puntos de diferencia sobre Trump, pero eso supondría un retroceso desde los 37 puntos de margen que logró Biden en 2020. Los demócratas también retrocederían en los suburbios, pasando de ganar por 10 puntos a hacerlo solo por 3. Sin embargo, Harris compensaría en parte estas fugas avanzando en las zonas rurales: ahí los republicanos ganarían de nuevo, según los sondeos, pero quizás por unos 25 puntos en lugar de por los 32 de hace cuatro años.
En general, cada candidato ha mejorado sus expectativas en los terrenos donde el partido contrario mostró mayor fortaleza. Pasa en la diferencia entre voto urbano y el voto rural, por ejemplo. En las ciudades gana Harris pero con Trump disminuyendo grandemente la brecha; lo cual se compensa con la demócrata ganando algo de terreno en las zonas rurales.
Por otra parte, entre los votantes independientes la división es a la mitad. De allí que los resultados en general muestren empates técnicos en cada una de las muestras publicadas, incluyendo las de este fin de semana como las finales de NBC/Ipsos y del New York Times:
Una cosa es cierta. En 2016 Donald Trump disfrutó de un estatus reservado: el de la novedad. Era el outsider en la arena política, y quien logró que la conversación girara en torno a cómo desde afuera llegaría al poder para limpiar «el pantano». Nueve años después, la novedad es poca para un candidato que nunca ha dejado de hacer mítines o de mostrarse como un aspirante a la presidencia. Este domingo incluso admitió que, aunque no le gusta, ya puede considerarse como un político.
La cercanía de los números también ha abierto la piuerta a cambios inesperados. Por ejemplo, Trump ganó en Iowa las últimas dos veces pero por primera vez una encuesta divulgada este fin de semana por el periódico Des Moines Register ubica a Harris por encima tres puntos en ese estado, algo imprevisto (aunque todavía dentro del margen de error). Esto ha hecho que algunos actores, incluyendo a la propia vicepresidenta, afirmen que es ella quien está disfrutando del «momentum» político.
En ese sentido, es noticia que los mítines de Trump se vacían más rápidamente que los de Harris y que Trump no logra convocar a votantes frescos, como si hubiese alcanzado su techo electoral.
El peso de Puerto Rico
La última encuesta de Univisión, divulgada este domingo 3 de noviembre, indica que más de 60% de los votantes latinos en Pensilvania -estado clave para lograr la victoria por los colegios electorales- respalda a Kamala Harris en medio de la controversia generada por un comediante que durante un mitin de Trump en Nueva York llamó a Puerto Rico «isla de basura flotante».
El estudio refleja que el 69% de los encuestados consideró que los comentarios que definían Puerto Rico como “una isla flotante de basura” son “más racistas que humorísticos”. Solo el 17% de los encuestados vio los comentarios como bromas intencionadas en lugar de comentarios serios. Por su parte, el 71% de los puertorriqueños indicó que, incluso si se pretendían como una broma, estos comentarios sugieren que hay racismo dentro de la campaña de Trump.
Trump agita el fantasma del fraude
Este fin de semana Donald Trump dijo en un mítin algo preocupante: que nunca debió haberse ido de la Casa Blanca, recordando que entregó el poder en 2021. Hasta ahora, el candidato Republicano ha insistido en que las elecciones de 2020 estuvieron amañadas, sin poder mostrar pruebas de ello. Lo dijo en Carolina del Norte, luego de haber asegurado en Pensilvania, más temprano, que Kamala Harris y sus aliados son unos «corruptos» que «están peleando durísimo para robarse» las elecciones.
En Lititz, Pensilvania, Trump puso sobre la mesa la posibilidad de un fraude electoral. «Y soy el único que se atreve a decirlo. Todo el mundo tiene miedo de hablar de ello, y luego te acusan de ser un teórico de la conspiración», afirmó. «Hacen trampas en las elecciones y les llamas la atención y te quieren meter en la cárcel por ello», agregó. El expresidente también se ha quejado de que exista la votación anticipada diciendo que «deberíamos tener solo un día de votación».
El tema del voto adelantado ha sido uno de los asuntos donde los seguidores y aliados del expresidente han acusado irregularidades en 2020.
En paralelo, el Comité Nacional Republicano y el Partido Republicano de Georgia han presentado una demanda federal para impugnar la aceptación de los votos en ausencia entregados en persona durante el fin de semana en varios condados de Georgia. Esta es una de las alrededor de 130 demandas judiciales que se han intentado desde el partido Republicano para cuestionar la integridad de las elecciones de 2024.
Además, han comenzado a distribuir publicidad alertando a sus votantes para que denuncien aquellas cosas que les resulten sospechosas.
Saturday Night Live y la denuncia de falta de equilibrio
Kamala Harris estuvo el sábado en el programa Saturday Night Live, emblemático de la televisión norteamericana, de gfran audiencia, y que se transmite por NBC. La aparición resultó ser sorpresiva y contradictoria con lo que el productor del programa, Lorne Michaels, había dicho hace varias semanas: que ninguno de los candidatos sería invitado al espacio.
A The Hollywood Reporter, Michaels dijo: «No puedes traer a los candidatos reales debido a las leyes electorales y a las disposiciones de igual tiempo», refiriéndose a las normas de igual tiempo de la FCC (el organismo que regula las comunicaciones en EEUU). «No puedes tener a los principales candidatos sin tener a todos los candidatos, y hay muchos candidatos menores que solo están en la boleta en, digamos, tres estados, y eso se vuelve realmente complicado».
En el programa humorístico, que emite su temporada 50, se han presentado a comediantes como imitadores de ambos candidatos, y también del presidente Joe Biden. Maya Rudolph y James Austin Johnson actúan como Kamala Harris y Donald Trump. Pero este sábado la vicepresidenta real participó de un sketch.
La pieza que duró solo un minuto y 30 segundos, recordó a una muy similar que protagonizó Trump en 2016 en The Tonight Show con Jimmy Fallon (hablando a su imitador como si estuvieran en un espejo), y apenas fue emitida generó un intenso debate sobre posibles violaciones legales.
Un comisionado de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) dijo que la aparición Harris en SNL (como se conoce el programa por sus siglas) violó la norma de «igual tiempo», básicamente porque ya no habría oportunidad para que su contendor solicite un tiempo comparable en el mismo programa pues las elecciones son el martes. La regulación de la FCC no requiere que una cadena proporcione una oportunidad idéntica a los candidatos opuestos, sino un tiempo y ubicación comparables.
«Esto es un esfuerzo claro y descarado para evadir la regla de Igual Tiempo de la FCC», publicó el comisionado Brendan Carr en la plataforma social X el sábado, en respuesta a una publicación de Associated Press sobre la participación de Harris en el programa esa noche. «El propósito de la norma es evitar exactamente este tipo de conducta sesgada y partidista: un canal con licencia usando las ondas públicas para influir a favor de un candidato en vísperas de una elección. A menos que la emisora ofrezca el mismo tiempo a otras campañas calificadas», continuó Carr, quien fue designado por Trump.
Posteriormente, NBC transmitió un breve mensaje en video del expresidente Trump el domingo por la noche en lo que se ha asumido como un intento por balancear la pantalla.
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