Comerciantes utilizaron energía de vehículos y de postes de la calle para trabajar
El kilo de pollo y el de queso amanecieron este domingo prácticamente rematados: a 3.000 y 11.000 bolívares, respectivamente
Durante este domingo, 10 de marzo, la mayoría de los comerciantes que abrieron las santamarías de sus establecimientos se las ingeniaron para seguir trabajando ante la caída del servicio eléctrico que desde el día jueves 7 de marzo a las 4:50 pm acumula más de 50 horas. Algunos dueños de negocios, ubicados en el oeste de la Gran Caracas, conectaron una especie de cable a las baterías de sus vehículos para que los puntos de venta, la iluminación o las neveras funcionaran.
En Quinta Crespo solamente una calle tenía luz y los negocios aprovecharon para abrir sus puertas. Apenas había disponible dos puntos de venta, uno de una charcutería y otro de un frigorífico que contaban con plantas eléctricas, desde donde consumidores pasaban sus tarjetas de débito para comprar cualquier producto. Sin embargo, solo pasaban Banesco y Banco de Venezuela, por lo que los clientes de una institución financiera hacían la cola del lado derecho y los otros del lado izquierdo, respectivamente. Había, aproximadamente, entre 30 y 40 personas en cada cola para poder comprar alimentos como frutas, azúcar, queso, pollo o jamón.
En frigoríficos ubicados en el oeste de la ciudad capital, el pollo lo estaban rematando debido a que estaban en peligro de dañarse. Los comerciantes los ofrecían a 3.000 bolívares el kilo, pero en efectivo. El kilogramo de queso también lo estaban vendiendo prácticamente “regalado”: entre 10.000 y 11.000 bolívares. Lo comercializaban principalmente personas desde sus carros, quienes también conectaban los puntos de venta a las baterías de los vehículos.
En esta zona de Caracas, la única sucursal de Farmatodo en la que funcionaban los puntos de venta era el que está situado en la avenida Andrés Bello. Los demás, solamente aceptaban efectivo.
Los quioscos en la plaza La Candelaria también se las ingeniaron para obtener ganancias, pero de una manera incluso más particular que la de las baterías de carros. Conectaron los puntos en postes de luz que encontraron con energía. De esta manera les cobraban a las personas que querían cargar sus teléfonos.
En la avenida Urdaneta, a la altura del puente Fuerzas Armadas, se ubicaron unas personas con puntos de venta que cobraran a los consumidores que habían comprado algo en cualquier comercio aledaño.