¿Cómo le puedo explicar a mi hijo pequeño lo que ocurre en Venezuela?
Autor: Kenna Narváez
Las cacerolas se escuchan antes de dormir. Al despertar, la noticia es que “hoy tampoco hay clases”. Los padres comienzan a pensar en las abuelas o los tíos para que los ayuden a cuidarlos mientras van a trabajar, pero tras un mes de protestas en las calles ya han agotado todos sus comodines.
Y aunque pareciera estos contratiempos solo afectan a los papás, lo cierto es que impactan en los niños. Abel Saraiba, psicólogo y coordinador del programa Creciendo sin violencia de Cecodap, explica que el primer paso para los padres es reconocer que la crisis no solo les afecta a ellos, sino también a los niños quienes “perciben con mucha facilidad que las cosas cambian”.
En la preocupación legítima de los padres por la situación, suelen reflejar estrés, tensión y muchas veces responder de forma reactiva sin fijarse en que los chicos observan y escuchan todo lo que los adultos dicen. “Hay un cambio en la actitud del adulto que complejiza la situación con respecto a las emociones del niño”.
Saraiba dice que para poder ayudar a los niños a superar las nuevas dinámicas debemos comenzar por conocer, en efecto, qué es lo que ellos saben, y cómo los hace sentir eso. “Cuando desconocemos qué saben, caemos en el error de o no darles información, o proporcionarles información excesiva, no adecuada, y en ambos casos generaríamos angustia innecesaria”.
Calidez: Seguridad
En Cecodap plantean que la estrategia principal a brindar a los niños en estos días reside en dos tipos de intervención, una se refiere a la calidez y la otra a la estructura.
La sensación de seguridad es de las necesidades básicas del ser humano y, más aún, de los niños. La recomendación es “hacerles saber que aunque los adultos estamos preocupados dada la situación del país, de igual forma siempre vamos a estar allí, para quererlos y protegerlos”.
En los adolescentes es muy importante hacerles sentir nuestro apoyo afectivo. Invitarlos a que puedan identificar cómo se sienten y luego que puedan entender cómo nos sentimos nosotros también, haciendo la salvedad de que nada de esto compromete el afecto por ellos.
Hay que recordar que para los chamos el elemento más apaciguador y de mayor ayuda que van a tener para tranquilizarse son sus padres. “No está bien aislarlos y ponerlos a ver televisión”, explica Saraiba.
Estructura: información y rutinas
El psicólogo de Cecodap indica que Inicialmente se debe explorar los conceptos que los chamos están manejando, las dudas que tengan y aprovechar para corregir alguna distorsión que pudiese haber en sus apreciaciones y, al mismo tiempo, plantearles y trasmitirles los valores que como padres queremos que ellos tengan. “Intentemos transformar esta situación en un momento educable”.
Hay que darles pautas claras de comportamiento, explicarles qué estamos esperando de ellos. El adulto debe colaborar en ese proceso tratando de mantenerles sus rutinas, al margen de por supuesto los cambios en las dinámicas. Necesitamos poder conservar en el hogar la mayor regularidad posible. “Tratemos de comer a las horas que normalmente lo haríamos, de comunicarnos serenamente, que puedan jugar y realizar actividades creativas”.
El adulto debe ser un modelo positivo para los chamos. “Si nosotros queremos que los muchachos están tranquilos y tengan cierto estilo de comportamientos, debemos actuar en consonancia con ello”.
Es importante recordar que para los niños con condiciones especiales (depende de la condición específica) es fundamental el respeto a la rutina. Ya que suelen ser menos tolerantes a los cambios. Si se encuentra en una zona de alta conflictividad lo más conveniente sería buscarle un lugar alternativo. De forma contraria, debemos generar espacios para que puedan recrearse.
El consejo para el adulto tiene la misma base, identificar las emociones para cuidar las reacciones que tenemos frente a los niños. “Necesitamos tenerlos como brújulas, pero pasa por sacar tiempo para reflexionar cómo nos sentimos nosotros y cómo respondemos ante situaciones específicas, por ejemplo, cuando el chamo quiere jugar”.
Trastorno por estrés
Luego de los eventos ocurridos en el Colegio San Pedro de Carcas, donde los niños fueron afectados por bombas lacrimógenas y tuvieron que ser desalojados, el equipo de Psicólogos en el mundo a través de su cuenta de Instagram trataron el tema del Transtorno por Estrés Post Traumático (TEPT) generando otra serie de recomendaciones que se pueden manejar en casa.
El grupo indica que a través del juego podemos observar cómo los niños representan de forma simbólica diferentes roles y situaciones. “Fomenta que tu hijo manifieste sus inquietudes de esta manera, o a través de dibujos, o lecturas de cuentos, como La NO VIOLENCIA explicada a mis hijas de Jacques Sémelin, ya que es una vía sana de asimilar lo que ha ocurrido”.
Otra de las recomendaciones consiste en utilizar algunas técnicas de relajación si observan que persisten síntomas de sobreactivación (como nerviosismo, dificultad para conciliar el sueño y/o concentrarse, hipervigilancia o reacciones de sobresalto exageradas). Tales como: Respiraciones desde el diafragma, lentas y profundas. Guiarlos en la imaginación a escenas que les resulten agradables. Y Realizar juntos una «lista de cosas» que salieron bien durante el día, para fijar su atención en lo positivo y valorar sus pequeños avances diarios.
Es importante comprender que esta situación de conflictividad, represión y violencia puede traer alteraciones en el comportamiento del niño. En esas circunstancias no podemos generalizar los cambios conductuales, y catalogarlos como producto de malcriadez. “Los cambios de la rutina y la tensión del ambiente pueden producir considerable estrés, alterando patrones de sueño y alimentación, inclusive generando retrocesos de procesos en cuanto a control de esfínteres y comportamientos. Estos cambios de patrón nos hablan de que los chamos pueden verse afectados, la recomendación en estos casos es buscar ayuda especializada”, advierte Abel Saraiba.
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