¿Cómo se puede ser tan embustero?, por Simón Boccanegra
El presidente miente ya hasta sobre detalles nimios. Es una propensión compulsiva al embuste, que ya no se detiene ante nada. En su discurso de los «¿por qués?» («Espejito, espejito, dime, ¿por qué es tan malo mi gobierno?»), afirmó Yo-El-Supremo lo siguiente, dirigiéndose a los embajadores presentes. «Ustedes saben que después de nuestro triunfo, el 6 de diciembre de 1998, quemaron archivos completos, desaparecieron expedientes, entre esos días de diciembre y enero, hasta el 2 de febrero que fue nuestra toma de posesión». ¡Carajo! ¡¿Cómo se puede ser tan embustero?! Tampoco es que el país es desmemoriado. No sólo todo eso es falso de toda falsedad sino que la transición de uno a otro gobierno fue ejemplar. En todos los ministerios e instituciones públicas fueron creadas comisiones de enlace para la entrega ordenada. Pero, además, Ego Chávez olvida un «pequeño» detalle, de la mayor significación para recordar cuál fue la conducta del gobierno saliente con el entrante. La cooperación con el gobierno de Caldera con el de Ego, llegó al punto de convencer a Maritza Izaguirre, última titular del ministerio de Hacienda de Caldera, para que desempeñara la misma cartera durante los primeros meses del nuevo gobierno. Maritza estuvo en Hacienda durante ocho o nueve meses, precisamente para mantener la continuidad fiscal y ayudar al gobierno entrante a manejar unas finanzas públicas severamente castigadas por un barril de petróleo a OCHO dólares. Pero es que Ego Chávez es de los que se tragan un burro, con todo y enjalma, sin eructar.