Con amigos así, Argentina no necesita enemigos
¿Por qué Chacumbele creerá que el lenguaje de matón de barrio le produce dividendos? Lo digo porque desde el comienzo mismo el gobierno argentino dejó claro que su reclamo a Inglaterra por lo de las Malvinas (absolutamente justo, digo yo) no derivaría ni por error hacia el terreno bélico. O sea, la guerra, de entrada, no está planteada para Argentina y, desde luego, tampoco para el Reino Unido. ¿A qué viene entonces ese lenguaje de perdonavidas que utilizó Chacumbele, amenazando a Inglaterra? Todo el mundo latinoamericano y caribeño es solidario con Argentina, pero nadie sintió la necesidad de manifestar esa solidaridad haciendo sonar tambores de guerra. Sólo Chacumbele, siempre echón y aguajero. Bueno él, hasta ahora, para los combates verbales y de lejitos porque la única prueba que existe de su suficiencia para los otros, no le es muy favorable. Por otro lado, este minicronista imagina que si la ayuda que ofrece Chacumbele a Argentina, en el supuesto negado de que la sangre llegase al río, fuera la de los diez batallones que ordenó movilizar a la frontera con Colombia hace un tiempo y que se quedaron por el camino porque se le acabó la gasolina a los tanques, entonces tal pareciera que las tropas inglesas no será con soldados venezolanos con quienes se enfrentarían.
Muchos menos si hubiera batallas navales, porque, según dicen, las seis fragatas misilísticas que tenemos no se pueden despegar del muelle porque se hunden, tal es el estado de deterioro en que se encuentran. Las corbetas españolas tampoco podrían dar su aporte porque sus constructores, en la madre patria, se niegan a entregarlas hasta que les paguen lo que les deben, una millonada de dólares que según y que se perdió en el camino, en los bolsillos de algún chavoburgués o chavoburócrata o de los dos ligaditos. Con aliados así, Argentina no necesitaría enemigos.
