Continuismo indefendible, por Fernando Luis Egaña
Los jefes del continuismo y sus secuaces se sienten montados en un tigre, que los devoraría si se caen. De allí que no les importa devorar ellos a la nación que sojuzgan, con tal de mantenerse en el poder
El continuismo indefinido en cualquier despotismo depredador, es una causa indefendible éticamente hablando, que sólo puede forzarse por el fraude masivo, por una piñata de divisas, o por la imposición de un poder arbitrario y represor.
Así y todo nunca faltan los sofistas que están dispuestos a buscar todo tipo de justificación, para los crímenes propios o para la complicidad respectiva.
Los jefes del continuismo y sus secuaces se sienten montados en un tigre, que los devoraría si se caen. De allí que no les importa devorar ellos a la nación que sojuzgan, con tal de mantenerse en el poder.
¿Eso se puede defender? Claro que no. Ya intentar hacerlo, con ambigüedades manoseadas y podridas, es un atropello en contra de la dignidad y la justicia.
La falsa paz y la falsa reconciliación dan para todo. En especial cuando la impunidad protege a los beneficiarios del despotismo y violenta los derechos de los demás.
Las «causas» indefendibles no se pueden ni se deben defender. Y menos con pretextos que nadie cree: los galimatías de siempre. El continuismo destructivo es indefendible.
*Lea también: Cuando las ideas conquistan, pero los partidos alejan, por Latinoamérica21
Fernando Luis Egaña es abogado (UCAB). Exministro de Información.
TalCual no se hace responsable por ni suscribe las opiniones emitidas por el autor de este artículo





