Contra la inteligencia, por Javier Ignacio Mayorca
-La degradación y expulsión de los generales Carvajal y Rotondaro, mediante decreto presidencial, no solo envía un mensaje a la tropa que murmura y se queja sino especialmente a quienes hoy conducen el aparato de inteligencia
La degradación y posterior expulsión de las filas militares de los generales Hugo Carvajal y Carlos Rotondaro, a través de un decreto presidencial, tiene numerosos detalles que merecen ser analizados, pues dicen mucho de lo que podría llamarse el “clima organizacional” de la Fuerza Armada.
No es la primera vez que el Gobierno aplica una medida como esta. En marzo de 2018, otro decreto publicado en la Gaceta Oficial lanzó fuera de la institución castrense a Raúl Isaías Baduel, hasta ese momento general en jefe, ex ministro de la Defensa, “héroe de abril” y, para más detalles, integrante de aquel grupo que según la leyenda del Arañero se congregó en torno al Samán de Guere para hacer un juramento, que luego se traduciría en un intento de golpe de Estado, del que por cierto este general desistió a última hora.
En aquella oportunidad, uno podía suponer que esta decisión obedecía a una súbita efervescencia presidencial. Un golpe a la mesa, como para convencer que se tiene un carácter que en realidad no existe. De nada valían las observaciones formuladas por el abogado Omar Mora, en el sentido de que la degradación y la expulsión de la Fuerza Armada son dos penas accesorias que, como lo indica el propio calificativo, solo pueden ser impuestas una vez que ha ocurrido una sentencia definitivamente firme.
En los cuarteles todo debe estar reglamentado. La idea, dicen los especialistas, es generar rituales y rutinas. La ruptura de esta normalidad es muy peligrosa, puesto que abre paso a la discrecionalidad en algo tan delicado como el uso del poder armado.
La degradación y la expulsión también tenían su ritual. Una vez me lo explicaron en el Consejo de Guerra: el penado era colocado frente a sus compañeros de armas, luego se daba lectura a la decisión de viva voz para posteriormente despojarlo de toda su parafernalia. Por último, el resto de la tropa debía darle la espalda.
Todo esto pues la justicia militar tiene un carácter esencialmente ejemplarizante, destinado a preservar un valor fundamental en la Fuerza Armada, como es la disciplina.
Maduro rompió con todo eso. Su problema no es la indisciplina, que cunde en Fuerte Tiuna, sino la deslealtad. Carvajal y Rotondaro debieron entender esto hace tiempo, pero optaron por permanecer pegados al poder. En el caso del creador y ex director de Contrainteligencia Militar uno debe reconocer que su proceso de alejamiento del madurismo fue lento y prolongado, incluso previo a la escueta campaña que lo llevó a ocupar una curul parlamentaria. Intentó sin éxito abrevar del oficialismo pero tratando de mancharse lo menos posible con la influencia de la pareja presidencial. Y ese juego, al final, lo dejó al descubierto.
Era cuestión de tiempo para que degradaran y expulsaran de la FAN a Carvajal y a Rotondaro. Lo extraño, especialmente en el caso del militar/diputado, es que no le hayan aplicado la fórmula completa, tal y como hicieron con el oficial que diseñó el Sebin, Miguel Rodríguez Torres.
Cuando Maduro llegó a Miraflores, en su primer grupo de oficiales ascendidos a destiempo estaban precisamente Carvajal y Rodríguez Torres. Era como si el nuevo presidente necesitara consolidar cuanto antes su posición en la FAN a través de la inteligencia. Seis años después, ambos se han enfrentado al mandatario y han conocido, cada quien a su manera, cómo se puede ser víctima de los excesos del poder. Este mensaje va dirigido a la tropa que murmura y comenta, y especialmente a los que en este momento están al frente de los mismos cuerpos que una vez condujeron estos oficiales del Ejército.
Breves
*Vuelven los piques a la autopista Francisco Fajardo. Esta práctica, que en otras oportunidades ha ocasionado la muerte de conductores, generalmente sorprendidos en medio de las carreras, retornó al lugar en el que cobró notoriedad hace algunos años: el distribuidor Los Ruices. Los vehículos que participan en las competencias, y los de los espectadores son tantos que ocupan canales en ambos sentido. Una conductora que por razones laborales debe regresar a su residencia a altas horas de la noche se ha visto atrapada varias veces en medio de estas carreras. “Se estacionan a ambos lados de la autopista, detienen a los carros que van en sentido a Terrazas del Avila, pero también los que van a Altamira, para que puedan hacer sus piques, y me ha ocurrido que pasan los carros a ambos lados a altísima velocidad (…), la sensación alrededor es espeluznante pues la gente está demasiado alborotada, tomada y con botellas en las manos (…) Al principio eran pocos carros, pero han ido en aumento. El jueves 28 de marzo ha sido la noche en que más carros y gente he visto. La situación es crítica. Muy cerca está un módulo policial, y no hacen nada”, relató.
*Mucha preocupación ha ocasionado el llamado Momo Challenge en sectores juveniles, tanto de Venezuela como de otras partes del mundo. El 20 de marzo, por ejemplo, se atribuyó a este juego el suicidio de un niño de once años de edad en North Miami Beach (EEUU). Tres días antes de este suceso, la policía judicial venezolana emitió un mensaje para alertar que por la plataforma YoutubeKids estaba irrumpiendo la figura del hentai Momo “incitando un juego suicida”. Las advertencias parecían concretarse el 31 de marzo, ante la noticia de que un niño de doce años supuestamente se quitó la vida en Margarita, mientras participaba en uno de estos retos. La organización Cecodap indagó sobre este caso. Su director Oscar Misle confirmó que el joven murió por ahorcamiento. Pero no se ha establecido que este hecho fuese producto de una participación en el famoso juego. Para el momento del suceso, además, el adolescente carecía de teléfono pues se le había dañado debido a la exposición al agua. De manera que no pudo tener acceso inmediato a los mensajes que transmite la repulsiva figura. “No podemos concluir que fue por influencia de los retos de Momo”, dijo Misle. Más allá de esto, la tragedia que implica el suicidio de un joven a tan corta edad ha suscitado una reflexión en el colegio donde estudiaba. Según el psicólogo Abel Saraiba, que ha trabajado este caso en nombre de la ONG, el alumnado debe discutir lo sucedido con su compañero, “orientados por su profesor guía”, puesto que es muy probable que influyan diversos factores sobre la comunidad estudiantil, más allá de un reto que hoy se llama Momo y que antes podía ser Ballena Azul. Según este profesional, es necesario hacer prevención pues los suicidios o sus tentativas “son una gran problemática entre adolescentes”.