Conuco mental, por Simón Boccanegra
Tal vez sea por su origen rural, pero a Chacumbele eso de la producción del campo lo hace decir muchas tonterías. En uno de sus delirios aseguró que Venezuela sería una potencia agrícola mundial. Ahora, su último ministro de Agricultura y Tierras, el empistolado Juan Carlos Loyo, asegura que en el Distrito Capital hay 10.000 puntos para sembrar. Leyó bien, en Caracas. Que van a utilizar pequeños lotes en esquinas y veredas para abrir surcos. Lechugas, pepinos, pimentones, cilantro se encontrarán en cualquier parte. Volvemos a los cultivos aquellos de los que una muestra es la que había en los alrededores de Parque Central. Este gobierno declaró hace algunos años al café como rubro «bandera» y le dedicó una buena cantidad de recursos para incrementar su producción. Por primera vez en la historia Venezuela importa café.
Los reales los «colaron» algunos vivos. De arroz llegamos también a ser exportadores, luego de estos doce años de desmadre también tenemos que traer de fuera este grano. Ni qué decir del azúcar: hasta un central montaron en el pueblo natal del comandante y algunos se «endulzaron» los bolsillos, pero sigue sin moler caña. Lo mismo ocurre con la carne de res. En 1999 casi todos los bistecs que nos comíamos eran endógenos, hoy los ganaderos de Argentina y Brasil celebran el programa agropecuario de Esteban. Con los pollos ocurre algo similar. Vienen de Brasil y también del imperio. El área donde la inflación es más elevada es justamente en los alimentos, sector donde la «revolución» ha sido más activa expropiando e interviniendo fincas y empresas. También podrían utilizar los espacios de otras ciudades para producir alimentos, como si a este país le sobrara terreno libre. Definitivamente, lo que tienen es un conuco en el cerebro.