Corrupción y narcotráfico, por Simón Boccanegra
El PSUV reunió su congreso y sorprendentemente no se sabe que haya discutido, así sea por encimita, el gravísimo problema de la corrupción, que está taladrando las bases de la nación. Sobre todo porque en estos días ha brotado con mucha fuerza una faceta de aquella enfermedad político-social que es la del narcotráfico y sus lazos con varios personajes de las altas esferas del poder militar. En El Nacional del domingo pasado fue publicado un extenso y excelente reportaje de investigación sobre el manejo de dólares otorgados por Cadivi y simultáneamente, la detención (y posterior liberación y retorno al país) del general Hugo Carvajal en Aruba, le echó más leña al fuego. Maduro anunció una «guerra» contra la corrupción, diciendo, entre otras cosas, que daría los nombres de los «empresarios» que han hecho fortunas mediante chanchullos con Cadivi, pero hasta ahora nada. Es un frenazo que llama la atención. No hay por qué dudar de la buena intención del presidente, pero es obvio que algunos poderes, mayores que los de él, lo obligaron a reconsiderar sus planes. Mayores que los de él, porque se trata de gente que con sólo murmurar que podían abrir la boca, y no para comer, sino para echar gente al pajón, lograron que él cerrara la suya.
Todas estas cosas y otras más, que también circulan, deberían ser objeto de una acción del gobierno. No se trata de una cacería de brujas sino del elemental derecho a la defensa que tienen los habitantes de este país ante la tremenda amenaza a su salud moral planteada por la expansión del multimillonario «negocio» del tráfico de drogas. Hoy, el tema atañe especialmente a la FAN, porque uno de sus más importantes generales ha sido marcado como vinculado al narcotráfico. Cierto o no, el país merece una explicación.