Cremaciones en cementerio de El Junquito no son tan solidarias como dice el gobierno
A pesar de que el personal del crematorio recibió caretas, guantes y tapabocas tras la llegada de la covid-19 al país, los trabajadores del cementerio condenaron que antes de la enfermedad trabajaran con los recursos mínimos
Si bien el Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) asegura en su cuenta de Twitter que «garantiza el servicio de crematorio», que «no se requiere de intermediarios para dicho proceso» y que es «a un costo solidario», la realidad para quienes debe enfrentar este doloroso paso es otra. En el caso específico del cementerio del kilómetro 12 de El Junquito, expropiado hace varios años por el gobierno nacional, si no se cuenta con divisas el proceso se hace más engorroso y, por tanto, no es accesible para muchos.
Justo hasta el día 11 de cuarentena por la covid-19, el costo legal para un crematorio en este cementerio público era de 1,6 millones de bolívares. Pero para llevar a cabo la ceremonia también se debían tener disponibles 70 dólares y Bs 140.000 en efectivo -que era el valor del ánfora- para poder realizar la cremación en el menor tiempo posible. Pero en medio del aislamiento social, el servicio pasó a costar oficialmente seis millones de bolívares, mientras que el pago en divisas subió más de 142%.
«Para hacer una cremación sin mucho protocolo hay que pagar 170 dólares. Legalmente cuesta seis millones de bolívares, pero se debe esperar el turno para cuando se pueda hacer y puede tardar hasta dos semanas», aseguró a TalCual un trabajador de este cementerio que prefirió no ser identificado.
Al ser consultado sobre cómo hacen las personas que no disponen de divisas y requieren el servicio, explicó que en esos casos el cementerio está en la obligación de realizarlo al costo oficial, pero cumpliendo otros protocolos y en un plazo de tiempo mayor, para lo cual los familiares deben buscar dónde resguardar el cadáver hasta por unos 14 días mientras se asigna cupo en el horno crematorio.
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«En el cementerio (de El Junquito) hay una nevera de resguardo en la que caben cinco cadáveres, pero lo máximo que se resguardan cuerpos son tres días y cada día de alquiler cuesta 300.000 bolívares», detalló el trabajador, quién recalcó que este pago puede hacerse en efectivo o por punto de venta. Antes del reciente aumento de los servicios, el resguardo costaba 200.000 bolívares por día.
Otra de las opciones para resguardar los cuerpos de los difuntos son las funerarias, pero el costo en estas es mayor al del cementerio.
En este sentido, la opción de resguardo de cadáveres sigue siendo costoso para alguien que solo cuente con el monto en bolívares para realizar la cremación. Si optan por el resguardo máximo del cementerio, que es de tres días, deberán sumar 900.000 bolívares, y Bs. 600.000 por el valor actual de la ánfora.
Es decir, para una cremación al precio legal se requieren como mínimo 7,5 millones de bolívares, pero teniendo en cuenta que el servicio se hará cuando el cementerio disponga de un cupo. Este monto equivaldría a unos 16,6 salarios mínimos (que es de 450.000 bolívares, incluyendo el bono de alimentación). Si se quiere inmediatez debe desembolsarse 170 dólares en efectivo, más los 600.000 del ánfora.
El cementerio de El Junquito solo tiene un horno crematorio, diseñado solo para hacer máximo dos cremaciones por día; pese a lo cual en el camposanto realizan hasta cinco incineraciones a diario.
La cremación se ha convertido en los últimos años en la opción más demandada por ser la más económica. En el cementerio del kilómetro 12 de El Junquito no sólo están agotados los nichos para dejar a los difuntos que son incinerados, sino que también vendieron todos los terrenos para las inhumaciones.
Escasos recursos
A pesar de que el personal del crematorio recibió caretas, guantes y tapabocas tras la llegada de la covid-19 al país, los trabajadores condenaron que antes de la enfermedad trabajaran con los recursos mínimos.
Los sepultureros no recibieron dotación y se les indicó, ante la orden de usar tapabocas, improvisarlos «así fuese con franelas viejas».
«Tenemos guantes que reusamos hasta que se rompen», afirmó uno de los empleados, y relató que ha habido casos en que sus ropas se han manchado con sangre de los difuntos y deben correr a lavarla ante la ausencia de trajes especiales o delantales.