Crisis del sistema hídrico en Venezuela: una amenaza de salud pública
Las fallas en el suministro de agua no es solo la escasez, también las condiciones en las que está llegando en algunas comunidades de varios estados: turbia, amarilla y con mal olor
La falta de agua no es algo nuevo para los venezolanos. En el país hay comunidades, barriadas y sectores populares que tienen años sin recibir el servicio por tuberías, y en medio de la desesperación, buscan la forma de obtenerla, aunque no siempre la encuentran en un estado óptimo para su consumo.
En su informe correspondiente del mes agosto de 2021, el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) señaló que un gran porcentaje de los venezolanos opinó negativamente sobre la calidad del servicio de agua potable en el país.
De acuerdo al documento difundido por esta ONG, el 20,4% de los ciudadanos consultados lo relacionó con problemas con el color, olor, sabor y residuos en el recurso.
Ante esto, El Tiempo, junto con Yaracuy Al Día, El Impulso, La Nación y TalCual realizaron un trabajo de investigación para registrar y tomar testimonios de los afectados por esta situación.
Amarilla y con mal olor
Las denuncias de las condiciones del recurso natural en Caracas no son nuevas, ni exclusivas de los sectores populares, para el segundo trimestre de 2020, vecinos de distintos urbanismos se quejaron a través de protestas, virtuales y en las calles, por las fallas, condiciones y precios del servicio.
Para ese entonces, el exvicepresidente de operaciones de Hidrocapital, Norberto Bousson, indicó que la razón del tono del agua se debía a “coloides” (partículas no diluidas) que no se trataron adecuadamente; el olor, a la falta de sustancias químicas para tratar el agua. También señaló que el problema con los acueductos de la capital comenzó a hacerse evidente hace cinco años.
En El Guarataro, zona popular ubicada en el municipio Libertador de Caracas, el agua que llega por tubería es de color amarillento y con mal olor. Ante la grave escasez de agua que atraviesa la capital del país, en donde algunas comunidades han llegado a sumar hasta ocho meses sin recibir el servicio, los ciudadanos no tienen otra opción que ver en qué la emplean. Nury Redondo, habitante de la localidad desde hace 42 años, ama de casa, jubilada, relata a TalCual cómo afecta a su familia y vecinos esta realidad.
A unos pocos metros de El Guarataro, en La Vega, la situación es la misma. Anyi Andrade, residenciada en el sector Los Mangos, indica que en su comunidad el agua llega “o muy amarrilla o con mucho cloro”.
En El Guarataro, Caracas, el agua que llega por tubería es de color amarillento y con mal olor | Foto: cortesía
Agua no tratada
En Yaracuy el servicio de agua potable ha sido notoriamente afectado por las constantes lluvias que ha obligado a interrumpirlo en al menos 8 de los 14 municipios en varias ocasiones. En algunas comunidades, incluso del área metropolitana, han pasado hasta más de un mes sin agua por tubería y cuando les llega no está óptima para el consumo humano.
El municipio Cocorote ha sido uno de los más afectados durante la temporada de lluvias por el colapso del sistema de captación. Sus habitantes reclaman a las autoridades municipales la falta de un plan B para sortear la situación.
Ante el carente suministro de agua por tubería, familias cocoroteñas dicen que dependen de las lluvias para llenar sus envases porque afirman que no tienen capacidad para pagar 5 dólares por semana a un cisterna para que le llene sus recipientes.
Población infantil es la más vulnerable
Para analizar las consecuencias que puede generar esta situación en la población, Elimpulso.com contactó al doctor Ruy Medina, exdirector regional de salud, quien alertó sobre una serie de infecciones y enfermedades que pueden contraer las personas al consumir agua no tratada.
“Sepsis, diarreas, contaminación bacteriana, vómitos, gastroenteritis, son algunas de las infecciones que se pueden contraer al consumir agua no apta para los humanos. Esta se trata para quitarle cierta dureza y eliminar hasta donde sea posible, con la dosificación respectiva del cloro, las bacterias”, detalló Medina.
El especialista explica que la población infantil es la más vulnerable a contraer este tipo de enfermedades. “Recordemos que los niños son inquietos, corren y meten la mano donde sea”, explica.
Escasez y contaminación
Carlos Espinosa, profesor titular de la Universidad de los Andes (ULA) y exdirector del Centro Interamericano de Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial (Cidiat), en una entrevista para Diario La Nación declaró que la gestión del agua tiene costos asociados a su preservación, captación, tratamiento, conducción, almacenamiento y a su distribución, más los costos asociados a la recolección, depuración y disposición final de las aguas servidas.
Además, aseguró que es preocupante la contaminación biológica en comunidades localizadas en los municipios Panamericano del estado Táchira. Indica que es un elemento que existe, ya sea por contaminación de las fuentes, deficiencias en los procesos de potabilización en las plantas potabilizadoras o inadecuada manipulación y conservación del agua a nivel del hogar.
Por ende, la demanda de agua y uso irracional de la misma, así como la eficiencia e ineficiencia en la gestión del recurso hacen de la vida de muchos tachirenses un desafío.
La rutina del anzoatiguense ha cambiado. No es una opción sacar un tiempo para recolectar agua, es una obligación | Foto: cortesía
No es una opción, es una obligación
En Anzoátegui se desató un brote de Salmonella a principios de este año. En enero se conformaron 480 casos y la cifra aumentó a mediados de agosto cuando las autoridades de sanidad registraron 571 y dos muertes por ese mal asociado a la contaminación del agua.
En octubre, gran parte del área metropolitana de la entidad se quedó sin agua por 10 días. Ninguna autoridad, ni Hidrocaribe se pronunció, sino que en las redes sociales publicaron que se debía a un derrame de petróleo en las aguas del Neverí, lo que los obligó a paralizar la planta potabilizadora.
La rutina del anzoatiguense ha cambiado. No es una opción sacar un tiempo para recolectar agua, es una obligación. Pagar camiones cisternas es insostenible y aprovechar el agua de lluvia para el consumo es un riesgo.
“Algunas veces viene turbia y sucia. Me imagino que por las lluvias. Hay que esperar que enciendan la bomba para que se vaya limpiando y aclarando. Después uno la envasa en los tambores”, comentó Jaime Rodríguez, habitante del Troncal III, en Barcelona.