Crisis y distracciones caracterizaron en lo económico el primer semestre del año
La economía venezolana vivió el destape de una crisis de gran magnitud en el primer semestre de 2018. Pero también la insistencia del Gobierno en aplicar estrategias fallidas y la de crear instrumentos para distraer la atención a los graves problemas
«Estamos peor, el Gobierno sigue haciendo lo mismo y no resuelve nada», opina Estela Delgado, de 42 años y madre de tres adolescentes, sobre la actual situación económica del país. Esta afirmación resume lo que se vivió en los primeros seis meses de 2018, cuando se evidenciaron las consecuencias de la hiperinflación, de la escasez, de la devaluación de la moneda, del desmedido gasto público y de la recesión.
Nuevamente Venezuela no cuenta con cifras oficiales sobre el comportamiento de la economía debido a la negativa del Gobierno y del Banco Central de Venezuela (BCV) de publicar las estadísticas, las cuales dan una idea de la verdadera situación del país. Sin embargo, organismos multilaterales, consultoras privadas locales y hasta la Asamblea Nacional se han dado a la tarea de hacer sus propios cálculos.
Lo que se conoce hasta ahora sobre las estimaciones de los resultados del primer semestre de este año es sumamente preocupante, y aunque los venezolanos no cuenten con esas cifras oficiales saben de primera mano la magnitud de la crisis.
«El gobierno ha ocultado información esencial para poder discutir sobre la magnitud de la crisis (…) Lo que sucedió en el primer semestre de espantoso y lo que nos coloca por delante es todavía peor dada la actitud del Gobierno», sostiene el economista Ronald Balza, decano de la Universidad Católica Andrés Bello.
Y es que los cálculos lo demuestran: De acuerdo a la Asamblea Nacional la economía sufrió una caída de 12% durante el primer trimestre de este año, mientras que la inflación acumulada entre enero y junio mostró una tasa inédita de 4.684,3%.
«Venezuela vive una hecatombe económica. Es muy difícil encontrar un país, aún en conflicto bélico declarado que tenga estos resultados tan negativos. Estamos frente a la destrucción de un país y la cual no se produjo por generación espontánea, sino por la obra del modelo del socialismo del siglo 21 en su fase terminal», destacó el diputado de la AN, José Guerra.
Para la firma privada Ecoanalítica la contracción es mucho mayor, al obtener un resultado negativo de 21,2% en su índice de actividad económica. «Es importante destacar que la velocidad de la contracción se ha venido acelerando. De una contracción interanual a nivel trimestral promedio de 3,5% entre 2013 y 2015, pasó a 18,6% entre 2016 y 2017», advierte en un reciente informe.
Un desmedido dólar
Durante el período continuó la escalada del dólar paralelo, el cual no ha podido ser domado por los esquemas cambiarios propuestos por las autoridades monetarias y financieras: el nuevo Dicom y el dólar remesa. Según páginas web que muestran la cotización del tipo de cambio no oficial, éste se incrementó 2.956,86%, es decir, aumentó 30 veces entre enero y junio.
«El mismo Gobierno ha reconocido que hay fallas y que se debe corregir la política cambiaria. El problema cambiario es un tema del cual el Gobierno no ha dejado de hablar, pero lo que ha hecho es empeorarlo. Hace poco se nos dijo que se iban a crear casas de cambio en las zonas económicas especiales que se encargarían de comprar y vender divisas, pero no volvimos a saber de ello, excepto que hay un nuevo tipo de cambio como el dólar remesa», apuntó Balza.
Nicolás Maduro, junto a su equipo económico, ha planteado opciones para desligarse de la «hegemonía» del dólar, como la creación de la moneda virtual petro, el anuncio de una cesta de monedas (yuanes, rublos y euros) que nunca se concretó, y el nuevo Dicom basado en una subasta de divisas con la sola participación del sector privado pero con la vigilancia del BCV. Eso sí, sin levantar el control de cambio que cumplió 15 años de su instauración y responsable en gran medida de los problemas económicos del país.
Esta política de controles y la disminución de producción petrolera hizo que los ingresos en divisas cayeran significativamente, al punto que el BCV cuenta con el monto en reservas internacionales más bajo de los últimos 30 años, al cerrar el período en 8.457 millones de dólares.
En los últimos 12 meses, Venezuela acumula una importante caída en la producción de crudo de 600.000 barriles diarios, que a un precio promedio de 60 dólares por barril, significa una pérdida de ingresos al país de $12.900 millones.
Entre enero y junio, la empresa estatal Pdvsa vivió la renuncia de 10.000 trabajadores y dejó de producir 300.000 bd para cerrar en 1,3 millones de bd, según las fuentes secundarias de la OPEP. Mientras que el Gobierno asegura que las exportaciones petroleras se ubican en 1,5 millones de bd.
En consecuencia, las importaciones reflejaron un comportamiento irregular con respecto a otros años pero con tendencia a la baja. Hasta ahora se cuenta con cifras suministradas por 30 socios comerciales de Venezuela, que han sido recopiladas por el banco de inversión Torino Capital.
En un reciente reporte destacó que las compras externas acumularon desde enero y abril unos $3.375 millones, lo que refleja un alza de 7,3% impulsado por el aumento de las importaciones que hizo el Gobierno en marzo, antes de las elecciones presidenciales. No obstante, nuevamente cayeron 43,8% en abril con respecto a marzo de 2017 y 12,3% con relación al mismo mes de 2017.
«Al compararse con el año pasado y 2012, las importaciones de abril muestran la mayor tasa de contracción de cualquier mes en lo que va de año. En niveles absolutos, los resultados de abril marcan el punto más bajo en seis meses, alcanzando niveles no vistos desde noviembre de 2017», indica Torino
Un menor ingreso de divisas hizo que el Gobierno de Maduro entrara en un default o impago de bonos de deuda externa. Hasta junio, la deuda acumulada por este concepto sumó $4.293 millones. Durante este período el Gobierno no presentó un plan de reestructuración de la deuda, tal y como lo prometió a finales del pasado año, lo que mantuvo en expectativa a los inversionistas, a la espera de una decisión gubernamental para no tener que iniciar una demanda internacional contra Venezuela.
Hacia el infinito
La escasez generalizada de bienes ha sido una de las principales consecuencias de la caída de las importaciones, la cual se recrudece con la insistencia del Gobierno de incrementar los controles y fiscalizaciones. Durante este período además, según cálculos de Ecoanalítica, 90% de las compras externas del sector privado se hicieron a dólar paralelo lo que impulsó el proceso hiperinflacionario.
Según las cifras de la AN, por primera vez la inflación lleva dos meses seguidos con tasas de tres dígitos en el índice general, al cerrar mayo y junio en 110,1% y 128,4%, respectivamente. La aceleración en la velocidad de los precios se observa al compararlo con el segundo semestre de 2017, cuando la acumulada resultó en 1.077,5% versus los 4.684,3% del primer semestre de 2018.
«En una situación de hiperinflación se hace inviable fijar precios. Estamos observando niveles de escasez pavorosos”, afirma Balza
La Academia Nacional de Ciencias Económicas reitera que los aumentos salariales en nada han evitado el colapso de la capacidad adquisitiva de las remuneraciones. Destaca que con un aumento de 552% en tres decretos salariales en lo va de año y una inflación acumulada de 4.500% al cierre de junio, se observa una caída de 80% en el poder de compra de la población.
«La hiperinflación venezolana está entrando a su octavo mes. Lamentablemente, no se manifiesta voluntad política alguna por tomar las medidas que se requieren para erradicar este flagelo», indicaron representantes de la Academia en un reciente documento en el cual solicitaron al Gobierno «rectificar cuanto antes»
La directora de la consultora Síntesis Financiera, Tamara Herrera, estima que para el cierre de junio la inflación interanual de 85.000%, y estima que hay un “gran riesgo” de terminar el año con una hiperinflación de siete dígitos.
“La inflación y los controles no son vistos como un problema para el Gobierno. En Venezuela hay una escasez endémica de productos con una población que no logra satisfacer sus necesidades”, acota
Sostiene que es necesario eliminar la sobreregulación que impera en la economía venezolana, así como los subsidios indirectos a través de la renta petrolera, la apropiación de la renta por parte del Ejecutivo, la subordinación del BCV hacia el Gobierno y volver a la rendición de cuentas.
«Sin rendición de cuentas y con cifras oficiales ocultas, el Estado venezolano se convirtió en una incubadora de la corrupción», afirmó Herrera.
Recalca además que el incremento de la liquidez monetaria -que alcanza la insólita cifra de 1,8 billardos de bolívares-, causa que más dinero en la calle buscando bienes o servicios escasos genere el alza de los precios.
Mientras funcionarios insisten en que la crisis es producto de lo que ha catalogado «guerra económica» y las sanciones individuales y financieras de EEUU, analistas consultados desestiman esta severación.
«El tamaño del desastre es enorme más allá de las sanciones de Estados Unidos y a la guerra económica a las que el Gobierno hace referencia, precisamente por las omisiones del Gobierno, el despilfarro de recursos, la alta cantidad de compromisos que asumió, la destrucción de los canales productivos y de distribución. El Gobierno no nos está llevando como país a tocar fondo, pero lo está desmoronando. Los que tocan fondo son los ciudadanos», apunta Balza.
Con base en los negativos resultados del primer semestre, la segunda mitad del año no luce muy prometedora, al punto que los analistas estiman que la inflación se desbocará en esta poción de 2018, con consecuencias devastadoras para la población general y en especial para los menos favorecidos.