¿Cuál es el impacto de la instalación de pantallas en vías de Caracas?
En Caracas hay al menos 15 pantallas LED con contenido publicitario o propaganda oficial en diferentes vías. En la Francisco Fajardo, por ejemplo, se pueden encontrar hasta cuatro en un mismo sentido. La instalación de estos equipos, según expertos en diseños de carreteras, no se ejecuta de manera correcta e incumple leyes de tránsito
En Venezuela la Ley de Tránsito Terrestre regula el montaje de vallas publicitarias en las carreteras. Establece, entre otras cosas, que la publicidad externa debe estar integrada con el entorno urbano, pero en Caracas esa norma se está incumpliendo en diversas zonas. A fin de hacer propaganda oficial, las mismas autoridades han optado por instalar pantallas LED que abarcan, en algunos casos, hasta cuatro canales en avenidas y autopistas, lo cual afecta la seguridad vial.
En las últimas semanas en las mismas redes sociales ha habido revuelo por la instalación de una pantalla en Altamira, a cargo de la alcaldía de Chacao, que obstruye la vista al Ávila. Pero esa no es la única.
En un recorrido que hizo TalCual se contabilizaron al menos 15 de estas pantallas. La mayoría de ellas está ubicada en la autopista Francisco Fajardo (seis), al igual que los rótulos luminosos, pero también hay en la Valle-Coche (dos), al inicio de la Caracas-La Guaira (dos), en la avenida Urdaneta (una), en la avenida Universidad (una), en la avenida del Ávila (una), en la avenida principal de Las Mercedes (una) y en el edificio de la Galería Avanti (una) con visual hacia el comienzo de la autopista del Este.
Josefina Florez, urbanista y exjefa del departamento de Planificación Urbana de la Universidad Simón Bolívar, dijo a TalCual que deben respetarse las edificaciones patrimoniales y que «no puede haber publicidad disruptiva con el medio natural y ha habido señalamientos de la pantalla cercana al Parque del Este. Dejas de ver ese entorno urbano y natural, le pones una valla y queda en segundo plano el paisaje. Hay que respetar el entorno y eso está en todas las normas».
Florez resaltó también que en la normativa venezolana se establece que las vallas no pueden estar en medio de las vías, en separadores viales, intersecciones de vías, en puentes o viaductos, ni en distribuidores, «pero tú ves que hay». Y de hecho en Chacao habrá más.
El mismo alcalde de esa localidad, Gustavo Duque, informó el 6 de junio en su cuenta oficial de Instagram que «todas las entradas de nuestro municipio contarán con pantallas como esta (la de la avenida del Ávila) que darán información de interés e información de gestión (…) son de cero costo para la alcaldía y con tecnología de punta».
Luego de ese anuncio, las críticas a Duque llegaron por Twitter, pues básicamente él mismo anunció que las pantallas serán para uso propagandístico. Y eso es lo mismo que hacen en Libertador: transmitir videos de logros de la alcaldía, de declaraciones de funcionarios y demás.
Nadie:
La Alcaldía de @Chacao:
“Vamos a tapar el Ávila con una gigantesca pantalla LED, así se ve más bonito.” pic.twitter.com/UORgcpG0m3— Emiliana Duarte (@emiduarte) May 24, 2023
Esto me contestó el alcalde @duquegustavoS cuando le hice el mismo comentario. https://t.co/xznGfuxjGA pic.twitter.com/LbpnA0u4pm
— majordan (@mariantojordan) June 7, 2023
TalCual solicitó hablar con Gustavo Duque sobre el tema, pero para el momento de publicación de este reportaje no se había concretado la entrevista con su equipo de comunicaciones.
«Es una distracción gravísima y es impresionante que las mismas autoridades la usen con propaganda institucional en plenas autopistas porque no puede afectar negativamente la seguridad vial (…) Hay que regular la intensidad de la iluminación de las vallas porque antes estaban pensadas como vallas simples o con foco. Ahora tenemos video (en las pantallas), que viene un componente nuevo que no creo que esté regulado. Pero la lógica es que es distractor y no se puede poner en medio de una autopista (…) va a distraer al conductor y puede generar un accidente de tránsito», apuntó la urbanista.
Está determinado que si hay personas en las imágenes transmitidas en las pantallas viales la distracción es aún mayor. Cuando son paisajes y objetos es menor. Además, la transición entre una imagen y otra o entre los mismos videos debe ser de al menos 20 segundos, con menos que eso se produciría un impacto visual distractor para los conductores, según Florez.
En una encuesta realizada en las redes de TalCual, 120 personas de un total de 145 consideraron que dichas pantallas son una distracción al manejar. Apenas 27 dieron una opinión diferente.
Si bien en varias ciudades de Latinoamérica se han instalado carteles inteligentes LED, los mismos son exclusivamente para señalización vial, con información solo en texto sobre, por ejemplo, carreteras cerradas, alertas de huracán, detalles sobre el tiempo, trabajos en las vías, límites de velocidad, uso del cinturón, etc.
Aquellas pantallas con contenido publicitario o comercial, en Buenos Aires, Argentina, por ejemplo, están dispuestas en las fachadas de los edificios y no sobre un canal o en grandes nudos viales. Además, suelen estar ubicadas en zonas comerciales y de uso peatonal, como también en Times Square, Nueva York, de donde fueron sacando el tránsito particular y dejando sólo al transporte público que circula a velocidad mínima.
¿Es significativo el consumo eléctrico de estas pantallas?
En 2010 el Ministerio de Energía Eléctrica prohibió el uso de la electricidad en vallas y avisos publicitarios luminosos ubicados en las vías públicas, como parte de un plan de emergencia que lanzó en ese momento el gobierno de Hugo Chávez, para enfrentar la crisis eléctrica nacional. Esas prohibiciones estarían vigentes «hasta tanto se supere la situación de emergencia».
Ya han pasado 13 años desde entonces y la crisis del sistema eléctrico sigue, y el miedo a un apagón general como el de 2019 está latente: el último reporte del Comité de Afectados por Apagones pasó de registrar 3.296 cortes de luz en enero a 10.013 en mayo. Pero ahora que las mismas autoridades han empezado a instalar pantallas LED en la ciudad, pasando por alto sus propias regulaciones energéticas, surge la pregunta ¿es representativo el consumo de estos sistemas luminosos?
Luis Ángel Ramírez, doctor en Ciencias y Energías Verdes y profesor de Energías Renovables de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), dijo que actualmente estas pantallas y avisos luminosos no representan una parte importante del consumo eléctrico caraqueño, aunque sí podrían llegar a serlo de acuerdo a la cantidad que se llegase a instalar y a las dimensiones de las mismas.
Según explicó, el consumo promedio de una pantalla LED de unos 20 metros cuadrados es de aproximadamente 2.000 watts, equivalentes a dos aires acondicionados o dos hornos microondas, que son equipos de alto consumo.
«En 1.500 mega-watts que se necesitan para cubrir la demanda de Caracas, yo no pensaría que se lleve ni un megawatt la instalación de estas pantallas, como es tecnología led es tecnología muy ahorrativa, no llega ni a un 1%. El porcentaje no sería significativo, pero dependería de la cantidad (…) La pantalla más importante es la de la empresa Avanti. Ahí ya no serían 2.000 watts, sino un poco más», señaló Ramírez.
El punto es que en Venezuela las únicas regulaciones en materia eléctrica para la publicidad externa existen por los racionamientos. No hay una jurisprudencia que norme su uso para evitar otros problemas ambientales asociados, como la contaminación lumínica, por ejemplo, que ha causado que una persona que hace 18 años veía 250 estrellas en el cielo ahora pueda ver menos de 100.
¿La razón de este cambio? Entre 2011 y 2022 la cantidad de luces artificiales en las ciudades ha aumentado en casi 10% anualmente. De allí que los científicos no consideran positivo el aumento exponencial del uso de la luz artificial nocturna.
En 2011, la misma cartera ministerial de Energía obligó a que los letreros luminosos estuviesen encendidos solo de 7:00 p.m. a 11:00 p.m., al menos que funcionaran con sistemas de autogeneración energética.
«Acá en Venezuela eso no existe (legislaciones eléctricas sobre anuncios luminosos). La única opción importante sería que estuviesen encendidas en horas que no sean de alta irradiación, posterior a las 6:00 p.m. y hasta las 8:00 p.m. Las alcaldías podían regular eso, tener sensores que trabajen con el reconocimiento de la radiación, para que cuando eso suceda no estén disponibles», indicó.
¿Y el ambiente qué?
En la última década, la tasa promedio global de aumento de potencia de la luz artificial ha aumentado 2%, lo cual ha expandido el radio de las áreas iluminadas. Atajar este problema es clave debido a que a mayor intensidad de luz se genera más estrés y más cansancio no solo en los humanos, cuyos patrones de sueño se ven alterados por la luz blanca, sino también en la fauna nocturna.
La urbanista Florez explicó que en los estudios de impacto ambiental realizados al momento de diseñar carreteras y autopistas, se toma en cuenta el tránsito de los animales, si deben pasar por debajo, por encima, etc, «entonces, cuando tienes vallas, justamente funcionan como barreras para aves, por ejemplo. Eso es un problema. También que haya tanta luminosidad, que afecta a los animales porque no saben en qué horario están».
Esa afirmación la ratifica la Asociación Internacional Cielo Oscuro en su informe Luz artificial en la noche: Estado de la ciencia 2022.
«La exposición a la luz en un momento inadecuado interrumpe diversas actividades biológicas en plantas y animales (…) Los ejemplos incluyen encontrar comida; el momento en que ciertos animales emergen por primera vez de sus escondites; reproducción de plantas y animales; y migración animal y comunicación. Todos estos efectos pueden dificultar la supervivencia y reproducción. La exposición a la luz artificial parece debilitar el sistema inmunológico de algunos organismos. La exposición a la luz durante la noche puede hacer que algunas especies sean más vulnerables a ambos depredadores y parásitos», reseña el documento.
¿Cómo ser sostenibles sin apagar la publicidad luminosa?
En Estados Unidos, en ciudades como Nueva York, caracterizada por la deslumbrante exhibición de luces brillantes de sus propias pantallas publicitarias, se cobra un impuesto de 30% a las empresas cuyas actividades implican un alto consumo eléctrico. En esa metrópolis, por cierto, la iluminación de las vitrinas de tienda, de los rascacielos y de las vallas han sido parte de los factores contribuyentes a que sea la urbe de EEUU que posee los niveles más altos de contaminación lumínica. Emite alrededor de 50 millones de lúmenes por kilómetro cuadrado, que es 100 veces más brillante que un cielo naturalmente oscuro, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Esa propuesta fiscal nombrada anteriormente surgió tras la consideración de que esas prácticas impiden la transición hacia un futuro energético de bajas emisiones contaminantes.
En Venezuela, dijo Luis Ángel Ramírez, debería aplicarse una normativa similar. El problema es el sistema energético centralizado, pues quien controla la generación, transmisión y comercialización de la energía es el Estado, que aún no contempla cobrar esos aranceles dentro de su modelo de negocio.
«Se pensaría que la ley de energías renovables no convencionales debería ofrecer, a través de su reglamento, algunas opciones. Especificar el uso de la inteligencia artificial con sensores de luminosidad para considerar que es un uso adecuado el de estas publicidades. Eso sería importante acá», explicó.
Con eso Ramírez se refirió al proyecto de Ley Orgánica de Energías Renovables no Convencionales, que está en debate preliminar en la Asamblea Nacional electa en 2020. Con él se pretende promover el desarrollo de fuentes alternas a través de su integración al sistema eléctrico. Su discusión empezó en 2021, pero hasta el momento la Comisión Permanente de Energía y Petróleo de la AN-2020 no ha dado respuesta sobre tal propuesta.