¿Cuál es el legado de Tibisay?, por Beltrán Vallejo
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El legado de Tibisay Lucena, que en paz descanse, no fue el fortalecimiento de la institucionalidad electoral que debe ser propia de una sociedad democrática con el sufragio universal, directo y secreto como uno de sus principales sostenes.
La Venezuela democrática está herida con ese CNE de Chávez y de Maduro desde hace años, no caben dudas; por eso es que la lucha por las condiciones electorales en función de lo establecido en la Constitución y en las leyes es un asunto de vida o muerte para un país cuyos graves problemas económicos, sociales, culturales y políticos derivan de que no es precisamente una sociedad democrática, y las instituciones del Estado son cuchitriles de un partido político.
¿El legado de Tibisay es qué? Es la mamarrachada del CNE con un estado Amazonas que quedó sin diputados en el 2016, «y que» porque los electos compraron votos, y después jamás se convocaron a elecciones para cubrir esas vacantes, perdiendo la recién electa AN la mayoría calificada.
Es el legado de Tibisay el hecho de que hasta el sol de hoy sigue Venezuela sin saber cuál fue el resultado numérico final de aquel referendo que perdió Chávez en el 2007, lo que él calificó como «una victoria de mierda» de los sectores democráticos.
Es el legado de Tibisay el misterio de la decisión de no querer abrir los cuadernos de votación a solicitud de un Henrique Capriles en el 2013 en una elección, que dice el CNE, que este perdió por apenas un punto porcentual de diferencia.
Es el legado de Tibisay el hecho de que el voto asistido de más de un elector siga siendo una mala costumbre del control político miserable del PSUV hasta en la elección de un consejo comunal.
Ha sido el legado de Tibisay cada vez que hay elecciones la violación permanente, minuciosa y cochina de la Ley Anticorrupción y de las leyes electorales por parte del PSUV en lo que tiene que ver con el uso y abuso de los recursos del Estado en aras de un partido político y de sus sucios candidatos.
En ese ámbito, desde hace años que el PSUV no gana una elección de manera limpia; en todas usa los recursos de los órganos del Estado, y el país se acostumbró a esa malandrería. Yo me imagino como será la desgracia de un político chavista cuando le toque hacer política o hacer campaña sin los recursos del gobierno; no sabrá qué hacer.
Es el legado de Tibisay lo que hizo el CNE en el 2017 cuando faltando cuatro días para las elecciones regionales movieron a millones de electores de sus centros originales de votación. Es el legado de Tibisay el atraco que le hicieron a Andrés Velásquez en Bolívar en esas mismas elecciones. Pues claro, la machangada de las elecciones de Barinas en el 2021, donde al PSUV se le escapó un tiro por la culata, también es una de sus más fieles herencias, testimonio y «honra».
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Así que el legado de Tibisay es el mismo que sufrieron los demócratas con el poder electoral de la dictadura de Pérez Jiménez cuando perdiendo un plebiscito, pues después cambió los resultados y radicalizó su tiranía. El legado de Tibisay es el del poder electoral en manos del PRI en México en aquellos tiempos de la «dictadura perfecta».
Por ahí dijo un berraco que la «oposición tiene que pedirle perdón a Tibisay», y dijo otro berraco que la oposición le «está pidiendo cacao al CNE». Los que le deben pedir perdón al país son esos dos berracos y su cuerda de delincuentes en el poder con más de dos décadas ensuciando procesos electorales.
Y sin embargo, con ese legado del oprobio que es el CNE, iremos los demócratas a la lucha electoral para agitar las calles, para organizar la resistencia, para apalancar a nuestros líderes y para aprovechar cualquier resquicio que se le escape a la tiranía y así trabajar por el cambio democrático.
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