¿Cuál grabación filtraron: la que hizo Miraflores o la que hizo Univisión?
Periodista que se precie en Venezuela guarda un respaldo de su trabajo en sitio seguro. Por si las moscas. Por si el Sebin. Por si los colectivos. En Miraflores aplican la misma.
En cada entrevista que Nicolás Maduro concede, se encuentra la misma escena: un set escogido antes por prensa presidencial con una iluminación que aturde de fuerte y, a veces, con elementos tan “domésticos” como una foto de Maduro con su cónyuge, Cilia Flores. No sabemos si esto es para dar sensación de cercanía, calidez o de familia. En este caso, ninguno de los objetivos son cumplidos.
Dan explicaciones: la luz, el set, etcétera es para darle “prestancia” a quien es el “Presidente Constitucional”. Dan “amables” indicaciones: no se graba al “Presidente Constitucional” sorbiendo café, secándose el sudor de la frente, comiendo, haciendo señas a su equipo para que le den algo. No se graba al “Presidente Obrero” haciendo cosas que le harían más “humano”. Aunque a veces se burla la censura y se escamotea alguna imagen que muestra su verdadera naturaleza, como aquella comiendo empanada que le costó el cargo a un ministro.
Pero no dan explicaciones de por qué hay una doble grabación: la de prensa presidencial y la del equipo que lo vaya a entrevista. Porque la escena de “prestancia presidencial” la completan unos mostrencos de cámaras del sistema de medios públicos que suelen contrastar con los equipos que vienen de fuera: más ligeros, más modernos, más prácticos, con imagen más nítida.
Esas cámaras puestas por Miraflores no se mueven. Son tres: una de frente, otra que graba la cara de Maduro y una tercera que graba al entrevistador de turno. Y el equipo “visitante” deberá hacer maromas para no meterse en plano y hacer una grabación acorde a lo que tenían en mente.
Puede que la doble grabación sea para tener un registro de cada actividad de Maduro. Puede que para guardarse de periodistas maliciosos que pudieran manipular las entrevistas en post producción y luego poder mostrar al mundo (o al mundo limitado que ve VTV) que la canalla mediática es mala.
Cuando al equipo del periodista Jorge Ramos le robaron –con todas sus letras: r o b a r o n–, sus cámaras y teléfonos dentro del palacio, también los despojaron de la entrevista que acababan de hacer a Maduro. Que hubiera una doble grabación sirvió, como algo curioso, para burlar la censura. Así, a Maduro se le escapó el tiro por la culata… Y la grabación censurada por el mismito Miraflores.