Cuando Gorbachov estuvo en Caracas, ¿qué dijo?, por Beltrán Vallejo
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En momentos en que todo el legado de paz y humanismo geopolítico de Mijaíl Gorbachov se viene abajo gracias al vandalismo de un Putin que quiere resucitar esa Guerra fría que aquel gran estadista contribuyó en derrumbar en nombre de la humanidad, es bueno que hasta los venezolanos que hoy estamos machacados por uno de los «hijos de Putin» llamado Maduro lo recordemos y lo honremos.
Por cierto, que Gorbachov estuvo en Caracas invitado a un evento en el marco de la inauguración de Ciudad Banesco, creo que en un mes de mayo del 2004. La actividad donde estuvo Gorbachov se llamaba «Palabras para Venezuela«, y para tal cita se invitó a nada más y a nada menos que a dos premios Nóbel de la Paz: a Oscar Arias y a este Mijaíl Gorbachov que el mundo hoy llora su desaparición física mientras Putin quema su legado con las bombas que caen sobre Ucrania.
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En dicha jornada, Mijaíl tuvo una solemne intervención, y después tuvo un diálogo con la prensa. En aquel momento, el ruso saludó la legitimidad democrática de Hugo Chávez como gobernante y reconoció que su elección fue el resultado de una determinación mayoritaria del pueblo de Venezuela, y también manifestó su respeto por los sectores opositores a Chávez. Es obvio que una parte importante de la comunidad internacional, y uno que otro de esos liderazgos tan preclaros como éste, todavía no vislumbraban en que iba a acabar el chavismo.
Entre sus frases de aquella jornada, subrayo ésta: «Hay que educar a la élite del país y a la del gobierno en el sentido de la cultura de la democracia». Esta expresión, saliendo de este líder, tiene profundidad innegable, pues él mismo tuvo que desarrollar dos procesos de transformación democrática en aquel imperio que se llamó la URSS, como lo fueron la glásnost y la perestroika que significaron la creación progresiva, de a poquito, de realidades desconocidas para los soviéticos, como lo fueron la trasparencia, el abrir espacios mínimos de opiniones diferentes a lo que dictaba el todopoderoso Estado soviético, y la gestación de algunos espacios de actividad económica privada, porque recuerden que en la URSS la actividad económica privada no existía.
De tal manera que si Gorbachov nos habló hace años a los venezolanos que es fundamentar educar a las élites de la Venezuela de aquel momento en «cultura de la democracia», pues precisamente el creador de esos pasos en la cuna del totalitarismo nos da la clave para salir de nuestro drama.
¿Qué significa cultura de la democracia o cultura democrática también? Pues no atropellar el pensamiento libre; tolerar al que piensa distinto; que haya trasparencia en la gestión pública; hacer política de altura sin ensuciar al adversario o envilecerlo; informar a la ciudadanía, no manipularla; promover una sociedad abierta, activa y deliberativa; no usar el Estado como caja de resonancia de un partido político o de un caudillo político; que haya autonomía en los distintos entes del Estado; que no exista la judicialización de la política; un país donde impera la cultura democrática es aquel donde no existen presos político; un país con cultura democrática no cierra medios de comunicación ni vigila a la ciudadanía digitalmente.
En Venezuela esa cultura no impera ni en Miraflores, ni en el PSUV, ni en algunos sectores elitistas de la oposición, ni en algunos sectores empresariales, ni en algunos gremios ni en algunos sindicatos, ni en algunos partidos políticos ni en algunas ONG.
Por favor, leerle este artículo a cualquier «hijo de Putin» de los que hay en Venezuela.
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