Cuando se le hace cosquillas al ego, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
En latín «ego» significa yo, pero en psicología el término se utiliza para hacer referencia a «la instancia psíquica que permite que un individuo se reconozca a sí mismo y a su propia personalidad». Sin embargo, pese a que este concepto es neutro y genérico, la mayoría de la gente menciona el ego con connotaciones negativas, como si fuera algo malo relacionado con el exceso de autoestima, y en alusión a personas que se creen superiores.
Pero no necesariamente es así. La identificación y reconocimiento del yo por parte de cada una de las personas puede dar lugar a un ego positivo o a un ego negativo, como han señalado expertos en la materia. Y si bien ese no es el tema que abordaremos, sirve como punto de partida para evidenciar cómo un «un ego inflado» es uno de los peores enemigos de un buen liderazgo.
De hecho, nada puede llegar a ser más debilitante en una empresa que un líder con un gran ego, pues al tener una percepción inflada de sí mismo distorsiona la realidad. En su mente, casi todo se simplifica para ajustarse a sus propias percepciones.
Además, estos líderes interpretan y reconstruyen la realidad para que se adecue a su ego. Esto lleva a que sean responsables de enormes pérdidas en productividad y beneficios en las empresas, así como de tremendos desgastes en términos humanos, especialmente del personal bajo su cargo.
Para un directivo o cualquier persona en una posición de notable poder, reconocimiento o admiración, los riesgos de un gran ego se multiplican. A medida que suben de rango es más probable que la gente quiera complacerlos escuchándolos con más atención, estando más de acuerdo, riéndose de sus chistes y hasta adulándolos Y, por su puesto, todo esto le hace cosquillas al ego.
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«A medida que los líderes más altos suben de rango, más corren el riesgo de tener un ego inflado. Y cuanto más crece su ego, más riesgo corren de terminar en una burbuja aislada, perdiendo el contacto con sus colegas, la cultura y, en última instancia, con sus clientes», advierten Rasmus Hougaard, CEO de Potential Project, una firma global de liderazgo, desarrollo organizacional e investigación, y su socia Jacqueline Carter.
Para reforzar su planteamiento, en el análisis «Ego Is the Enemy of Good Leadership» hacen referencia a lo señalado por David Owen, exsecretario de Asuntos Exteriores británico y neurólogo, y Jonathan Davidson, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Duke, en Estados Unidos.
De acuerdo con los autores, son Owen y Davidson quienes bautizaron el ego inflado como el «síndrome de la arrogancia», que definen como un «trastorno de la posesión del poder » que se ha asociado con un éxito abrumador, sostenido por un período de años.”
Un ego desenfrenado puede distorsionar la perspectiva del líder, hacerlo susceptible a la manipulación, a ser grosero y más egoísta. También puede corromper su comportamiento, a menudo haciendo que actúe en contra de sus valores y principios.
Así que la principal responsabilidad de cualquier líder es saber manejar el anhelo de fortuna, fama, influencia y poder. Para ello, es fundamental liberarse de un ego excesivamente inflado, lo cual requiere de «desinterés, reflexión y coraje».
Y eso implica dejar a un lado algunos privilegios, trabajar con personas que no alimentan su ego, practicar la humildad y la gratitud y, sobre todo, evitar la «burbuja» del liderazgo. Ciertamente es fácil decirlo y difícil aplicarlo, pero es la manera de ponerle un coto al ego.
Concluimos con estas palabras de Hougaard y Carter: «El ego inflado que viene con el éxito a menudo nos hace sentir como si hubiéramos encontrado la respuesta eterna para ser un líder. Pero la realidad es que no lo hemos hecho. El liderazgo se trata de personas, y las personas cambian todos los días. Si creemos que hemos encontrado la clave universal para liderar personas, simplemente la hemos perdido. Si dejamos que nuestro ego determine lo que vemos, lo que escuchamos y lo que creemos, dejaremos que nuestro éxito pasado dañe nuestro éxito futuro».
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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