¿Cuántas firmas habrá recogido Ismael?, por Simón Boccanegra

Autor: Simón Boccanegra
Este minicronista está persuadido de que una de las razones que empujan a los voceros del oficialismo a armar esa alharaca bufa con el hilarante cuento del “megafraude” es la de desviar la atención de lo que ocurrió con su esquelética recolección de firmas.
Es evidente que en esos cuatro días de mesas vacías, de ausencia de gente, de colitas de diez personas a lo sumo, Ismael García, Darío Vivas y el resto del combo de “inútiles” (Chávez dixit) la pusieron. Esas firmas habrá que evocarlas en una sesión de espiritismo. Ahora, como en el cuento del ladrón que gritaba “agarren al ladrón” para que lo dejaran quieto a él, el chavismo señala para otro lado a fin de esconder su propio fracaso. La entrega de sus firmas es cómica. Mientras Darío Vivas, resoplando, simula que la caja que carga le dobla el espinazo, atrás viene Juan Barreto, que sí sabe vacilarse la parte,muerto de risa y sin molestarse en disimular que porta una caja llena de aire. No digo que hicieron fraude. Para un fraude se necesita alguna gente para al menos meter la coba. Pero gente es precisamente lo que no había. Cuando Ismael García pidió al CNE que flexibilizara las normas de verificación ya lo dijo todo. Confesión de parte llaman eso. La verificación lo va a dejar en calzoncillos. El poco de parientes que tiene enchufados en la burocracia puede irse buscando otras chambas. Porque Chávez no perdona.