Datanálisis: 97% de la población afirma que Venezuela está “mal” o “muy mal”
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, asegura que las emociones de la mayoría de los venezolanos son tristeza, preocupación y rabia
Tristeza, preocupación, rabia, desconfianza, frustración, angustia, incertidumbre, miedo, confusión y nerviosismo. Esas son las emociones de la mayoría de la población, de acuerdo con la encuesta de febrero realizada por Datanálisis. 97% de los venezolanos afirma que el país está “mal” y “muy mal”. Apenas 0,3% de los ciudadanos siente satisfacción.
“Eso es, simplemente, el reconocimiento total de la crisis por parte de casi toda la población, y sus sentimientos y emociones son negativos. Es un mapa terrible de sentimientos nacionales, que son, obviamente, la base del conflicto entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, es decir, entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro”, dijo el economista Luis Vicente León, presidente de la firma, durante su ponencia en el seminario Perspectivas Económicas 2019, realizado por la Cámara Venezolano-Americana de Comercio e Industria.
Francisco Sanánez, presidente de Venamcham, afirmó que la demanda venezolana se está contrayendo porque los consumidores no pueden pagar los bienes y servicios con sus salarios. “El componente nuevo en el ámbito empresarial es que las compañías tienen dificultades financieras para mantener su caja, para pagarles a sus trabajadores y adquirir insumos, justamente en un momento cuando el acceso al crédito bancario está bastante reducido. Algunas empresas pudieran dejar de existir. Ese es el verdadero eje del problema este año”, alertó el empresario.
De hecho, los resultados de la encuesta “Perspectivas Económicas”, presentados por Alberto Herrera, gerente corporativo de comités e información de Venamcham, revelaron que 87,29% de los encuestados ha sentido una disminución o caída del consumo por parte de sus clientes o consumidores. Solo 12,71% dijo que no. La caída en la demanda (volumen) respecto al mismo período de 2018 se situó en 42,63%.
El ingeniero civil Luis Maturén, presidente de Datos, afirmó que casi la totalidad de los venezolanos compra muy pocas cosas. 93% de las personas respondió en el reciente estudio realizado por la encuestadora que la alimentación es la prioridad. “El foco de la población es comer. El venezolano está atrapado en que no puede comprar todo lo que quiere. 45% dice que compra en supermercados porque es ahí donde sabe que puede conseguir precios más accesibles por las regulaciones que impone el gobierno”.
A juicio de la economista Tamara Herrera, quien presentó la ponencia “Venezuela, ¿cuánto tiempo más?”, la economía venezolana ha transitado en un camino de declive continuo y profundo. “Estamos donde no hemos estado jamás por la destrucción económica, del aparato productivo, institucional y la fuga de talentos. Venezuela es un país que hay que volver a poner de pie, y mientras más tardemos más crecerá esta espiral destructiva”.
Leonardo Buniak, también economista, advirtió que de no producirse un giro en la política económica, Venezuela podría introducirse rápidamente en un escenario de colapso macroeconómico, es decir, “una suerte de contracción económica agravada y acompañada de una espiral de carácter hiperinflacionario que va pulverizar por completo el poder de compra y adquisitivo de la moneda”.
“Los escenarios son sumamente complicados porque Venezuela ya totaliza una contracción económica de 56% al cierre de 2018. Este año podría acumular ya 24 trimestres con una contracción acumulada de 60%. Eso significa que la economía venezolana estaría por debajo del tamaño relativo de la economía ecuatoriana y pareciéndose, por supuesto, a la economía centroamericana como el caso de Guatemala”, señaló el experto.
Escenarios petroleros
Herrera aseguró que con el redireccionamiento forzoso de la gestión de comercio petrolero hacia otros destinos, la caída del producto interno bruto del sector petrolero fácilmente puede ser superior a 50%. Mientras que la caída de la producción de crudo puede situarse entre 50% y 60%.
Buniak señaló que por las nuevas sanciones de Estados Unidos se pierde el mercado de crudo más importante y estratégico para Venezuela y que el reemplazo y búsqueda de nuevos mercados incrementará los costos.
Técnicamente, explicó, el gobierno de Donald Trump no está embargando las exportaciones de crudo venezolano a territorio americano; lo que sí es explicito es que se les prohíbe a las compañías que están bajo la jurisdicción de Estados Unidos transferir el pago al gobierno de Nicolás Maduro. “Las refinerías pueden continuar comprando crudo venezolano, pero el pago irá a cuentas bancarias bloqueadas”.
Afirmó que Venezuela no se beneficia “del festín” de los altos precios del petróleo por la alarmante caída en su producción petrolera. Al cierre de enero de 2019 la producción se ubicó en 1,106 millones de barriles diarios, más de 1,5 millones menos que el nivel recibido por Nicolás Maduro y 34% de lo que recibió el fallecido presidente Hugo Chávez en 1999, cuando se producía aproximadamente 3,5 millones de barriles diarios, precisó. Actualmente la producción está en su nivel histórico más bajo desde 1950.
Venezuela tampoco celebra los altos precios porque no recibe flujos en divisas por todos los barriles que produce. “Toca descontar los barriles destinados al consumo interno y convenios de cooperación energética (Petrocaribe y Cuba), a las amortizaciones por préstamos a China y Rusia y los barriles que se comparten con los socios en las empresas mixtas”.
Alertó que de continuar el declive en los niveles de producción, Venezuela en el mediano plazo dejará de ser “un exportador neto de petróleo”.
Herrera añadió que la advertencia es tomar conciencia de la magnitud del colapso, pues no se puede curar ni enmendar un deterioro si no se sabe de qué tamaño es. “Creo que el deterioro que hemos tenido es enorme”, dijo. El segundo gran reto es comunicar, explicar y educar a la población, incluyendo productores, comerciantes y consumidores, sobre la economía, sus necesidades y las expectativas. “Todo el mundo tiene que saber a dónde vamos y cómo lo queremos hacer, y todos tenemos que aportar algo. Si no, no vamos a lograr una recuperación sostenible. El gran reto es ajustar para pasar a estabilizar. Cuando lleguemos ahí, tendremos la plataforma para una recuperación”, explicó.