De Barinas a Caracas, por Beltrán Vallejo
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Al menos salimos momentáneamente del hartazgo por la caraqueñización de la temática política nacional. En los últimos días, el debate político ha estado focalizado en el interior del país, y que además llegó a Caracas y entró a Miraflores, pero empujado por una ventisca de amenazas para el destino democrático de la nación. Así es como perfilo el arrebatón de las pasadas elecciones en Barinas y la visita de cortesía por parte de los gobernadores distintos al PSUV que anduvieron hace unos días por el Palacio de Miraflores.
Antecedentes de Barinas: lo que pasó con los diputados de Amazonas en el 2015 a quienes se les anuló la victoria para evitar que el parlamento opositor asumiera la mayoría calificada; otro antecedente, la anulación del Referendo revocatorio en el 2016 por orden de tribunales regionales; otro antecedente, pues los más de 4 millones de electores que fueron movidos digitalmente de sus centros de votación en las elecciones regionales del 2017 y faltando 48 horas para el proceso electoral; otro antecedente, el fraude electoral cometido contra Andrés Velásquez en Bolívar donde siendo el ganador en esa entidad, y con las actas en la mano, se le arrebato el triunfo; y así pare de contar pasando por la elección de la Constituyente chimba en el 2017, la propia elección adelantadísima de Maduro en el 2018, y vayamos dándole.
Por estos antecedentes, lo de Barinas no sorprende, pero sí hay otros picantes, como el hecho de que el Régimen no le paró pelota a negociaciones internacionales y no le importó contradecirse y ponerse él mismo en ridículo con el indulto presidencial ninguneado y con el CNE ninguneado por la Contraloría General de la República y el TSJ.
La otra irrupción de la provincia tiene que ver con la aparición en Miraflores de los gobernadores no pesuvistas: Manuel Rosales, Morel Rodríguez y Galíndez. No sé si fueron allá por iniciativa propia o porque los mandó llamar Maduro. Lo cierto es que el radicalismo opositor los ha calificado de traidores y de otras cosillas porque fueron a “reconocer” a Maduro como Presidente; y ahora yo pregunto, ¿podían hacer otra cosa como gobernadores? Como gobernadores tienen la obligación de comunicarse con ese poder central, así sea éste el principal enemigo de sus gestiones regionales.
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Lo que viene en contra de estos tres gobernadores y de los alcaldes opositores va a ser tremendo: les vienen las leyes esas de las ciudades comunales; les vienen las dificultades de gobernar en instituciones vaciadas de competencias y quebradas; les vienen los impedimentos de administrar antros de incompetencia y con nóminas de trabajadores super abultadas, y para eso tendrán las manos atadas para profundas reingenierías; les vienen los retos de quizás parlamentos en contra y con un PSUV haciéndoles oposición por cualquier cosa; y les vienen las amenazas, cercos, saboteos e incomunicación de los otros organismos del Estado; les viene un bloqueo de apoyos y de recursos; y les viene lo obvio, que es el no poder superar las grandes expectativas sobre ellos centradas porque esos gobernadores y alcaldes se verán atosigados por realidades monstruosas como la crisis de los servicios públicos, el alto costo de la vida, la parálisis del aparato productivo, la delincuencia galopante, el colapso de las infraestructuras y otras calamidades que ameritan una super articulación de todas las formas de gobierno al menos para mínimamente atenderlas.
¿Cómo sobrevivirán estas gestiones de gobernadores y alcaldes opositores? Pues depende de ellos como líderes y de toda la lucha nacional de los demócratas para sacudirse definitivamente al neototalitarismo de Maduro y de su combo.
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