¿De dónde son tus padres?, por Teodoro Petkoff
En el interrogatorio al cual fueron sometidos los cuatro estudiantes detenidos el sábado pasado en el Olímpico, por un par de patiquines cual fiscales, de pronto saltó una pregunta: “¿De dónde son sus padres?” No es la primera vez que sabemos de esta aparentemente extraña cuestión.
En los “exámenes” a que son sometidos los profesionales que se postulan para trabajar en Pdvsa, entre otras preguntas que pretenden medir la “lealtad” al proceso ( “¿Cuáles son los cinco motores?”, “¿Qué sabe del socialismo del siglo XXI?” ), salta la que inquiere sobre el lugar de nacimiento de los padres y otros pormenores de la vida de estos. Es obvio que esto no es casual. No puede ser coincidencia que los inquisidores petroleros se interesen por el origen de los padres de los aspirantes y también muestren la misma curiosidad “antropológica” los fiscales que acusan a unos estudiantes que no hicieron otra cosa que distribuir unos pequeños volantes con frases de Bolívar. Esto es una línea. Lo que se asoma detrás de todo esto es la siniestra trompa del racismo.
El mero hecho de que entre los antepasados haya padres o abuelos no nacidos en este país ya constituye para estos modernos investigadores de la “limpieza de sangre” una explicación de conductas “disociadas” —como reza la miserable y canallesca calificación de un “cientificismo” de mierda, que algunos cretinos utilizan contra los adversarios del gobierno. “¡Ah! Tus padres no nacieron aquí; ya entendemos por qué atacas a este gobierno macho, criollo y vernáculo”.
La misma línea expresa la jueza que sancionó a los muchachos a presentarse semanalmente ante ella, mientras los patiquines planchaditos de la Fiscalía encuentran manera de sustentar las acusaciones contra las “peligrosas actividades delictivas” de los cuatro hermanos en las tribunas del estadio. Cuando terminó de copiar la sentencia que le dictaron durante los cinco minutos que se encerró en su oficina privada, simuló un aire maternal y les espetó a los jóvenes un “consejo” : “Quieran un poco a su país”. Es la misma línea de razonamiento de los investigadores de la “limpieza étnica”.
Quien adversa al gobierno, es decir a Chacumbele, no quiere a su país, y no lo quiere porque en su árbol genealógico hay unos musiúes que llegaron antier. Ergo, es un potencial “traidor”. ¿De qué “salas situacionales” están saliendo estos procedimientos? También hemos hecho unas investigaciones y muy pronto daremos a conocer cómo y por quiénes se fragua esta política represiva.
Pero este horizonte no cuajará. Entre los militares y policías que detuvieron a los cuatro hermanos estudiantes, no pocos se burlaron de la ridiculez de las acusaciones que se les hacían y hasta los animaban a seguir “echándole bolas”. Alguno les sugirió que se lanzaran para diputados, “que el pueblo los apoya”. Medio siglo de cultura democrática no lo pueden borrar los “consejeros” que no han conocido sino medio siglo de tiranía.