De estos polvos…, por Simón Boccanegra
Razón tenía el viejo Marx; la tragedia histórica, cuando se repite es como farsa. Ese remedo de la Convención francesa de los años de la gran revolución, que ayer se montó en la Asamblea Nacional, sin que faltaran los extras que hacían de pobladores del faubourg Saint Antoine, fue francamente bochornoso. Aquellos diputados del MVR que se sentían juzgando a Luis XVI, ni siquiera pudieron acordarse para no repetir interminablemente las mismas preguntas y redujeron su performance a un torneo de invectivas, que cada uno se sentía obligado a descargar sobre Carmona, quizás expiando las culpas del rol bien poco heroico que jugó la Asamblea durante los días aquellos del mes pasado. Del MVR parlamentario se volvió a saber después que Chávez fue instalado otra vez en Miraflores. Antes de eso, de sus diputados lo que quedó fue el pelero. Pero ayer se desquitaron. Sin ninguna gallardía, hicieron todo lo posible por victimizar a un Carmona imperturbable, con la comodidad de quien golpea a un adversario amarrado. Si lo que les interesaba era ahondar la falta de credibilidad del chavismo, lo lograron a la perfección.