De los que se van a las «estrellas prósperas», por David Somoza Mosquera
Un reciente estudio de McKinsey & Company buscar responder una pregunta que es crucial para cualquier empresa: ¿cuál es el costo de la desvinculación y el desgaste de los empleados? Uno de los principales hallazgos es que más de la mitad de los trabajadores de una organización típica están de leve a activamente desconectados o a punto de abandonarla, lo cual está asociado con sus niveles de satisfacción.
Y el costo de ello podría ser grande. «Para una empresa mediana del S&P 500, eso podría significar hasta 1.100 millones de dólares en valor perdido en cinco años», advierte la firma en su investigación titulada McKinsey People & Organizational Performance.
Sin embargo, asegura que es posible que las empresas aborden satisfactoriamente ese problema. Esto gracias a que en el estudio identificaron seis arquetipos de trabajadores presentes en todas las organizaciones y, en función de ello, las compañías podrían definir las acciones a tomar.
Pero primero es conveniente conocer cuáles son eso seis arquetipos de empleados detectados por McKinsey y que fueron desglosados en el análisis Some employees are destroying value. Others are building it. Do you know the difference?, realizado por varios miembros de la firma.
-Los que se van (o ya se han ido): Este grupo representa alrededor del 10% de la fuerza laboral en una organización típica. Los que abandonan no son necesariamente los de peor desempeño, pero pueden ser algunos de los menos satisfechos y comprometidos.
-Los disruptores: Abarca aproximadamente 11% de la fuerza laboral. De los seis segmentos, el grupo activamente desconectado tiene el potencial de ejercer la mayor influencia negativa, pues probablemente desmoralicen a otros.
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-Los levemente desconectados: Incluye a 32% de la fuerza laboral en una organización. Reportan niveles de compromiso y desempeño por debajo del promedio. Dedican tiempo y esfuerzo a cumplir los requisitos mínimos del trabajo, pero no son proactivos.
-Los «politrabajadores»: Ronda el 5% de la fuerza laboral. Son trabajadores asalariados a tiempo completo que tienen dos o más trabajos simultáneamente, probablemente sin el conocimiento de sus empleadores. Se dividen casi por igual entre los que están comprometidos y contribuyen y los que no están comprometidos y socavan los esfuerzos colectivos de una organización.
-Los confiables y comprometidos: Representa alrededor del 38% de la fuerza laboral. En el lado positivo del espectro de la satisfacción, se trata de personas confiables que ejecutan actividades habituales. Como están satisfechos y comprometidos, harán todo lo posible por su empleador.
-Las «estrellas prósperas»: Equivale a 4% de la fuerza laboral y son los mejores talentos de su organización. Son los «raros empleados» que aportan un valor desproporcionado a la empresa. Crean un equilibrio entre la vida laboral y personal porque son adaptables y resilientes. Han encontrado significado y propósito en el trabajo, lo que les permite lograr un desempeño estelar no solo para ellos mismos, sino también para las personas que los rodean.
Todos estos seis tipos de empleados generan grandes desafíos para las empresas. De hecho, uno de los mayores riesgos que enfrentan es que sus trabajadores de alto desempeño o talentos especializados comiencen a sentirse infravalorados.
Sin embargo, sí es posible revitalizar a la mayoría de estos trabajadores para mejorar significativamente su compromiso, lo que generará un gran impulso en el desempeño de ellos y de la compañía.
De allí que para cada uno de estos arquetipos McKinsey haga una serie de sugerencias sobre cómo motivarlos y que se sientan valorados. Pero, realmente, las acciones a aplicar dependerán de las necesidades de cada compañía y de sus empleados. Al final, lo importante es lograr involucrar a los trabajadores insatisfechos y al mismo tiempo proteger a los creadores de valor.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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