De qué habla la cultura empresarial, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
La cultura corporativa es la personalidad de la empresa, es su ADN, pues se trata del conjunto de normas, valores y pautas de conducta de quienes la integran y que se ha ido forjando con el tiempo. En otras palabras, define las actitudes y comportamientos necesarios para alcanzar el propósito de la compañía.
Su poder, como bien se ha documentado, es enorme, pues al alinear intereses personales, valores empresariales y estrategias se multiplican las capacidades de la organización, lo cual debería ser el objetivo de toda compañía.
Esto se debe a que la cultura corporativa habla de asuntos tan importantes como: ¿fomenta la empresa realmente la conciliación?, ¿cómo se trata a los empleados?, ¿qué comportamientos se incentivan? ¿pone en práctica su misión y visión? Y es que de una cultura saludable, armoniosa y colaborativa dependen también las operaciones y, por ende, la productividad de la compañía.
Aunque la alta dirección tiene un gran peso a la hora de que la cultura corporativa sea de una u otra manera, las conductas y personalidades de la plantilla también contribuyen a que esta se configure. Y esto, a su vez, implica contar con una cultura empresarial que permita todo el personal potenciar sus habilidades y capacidades.
Una cultura del lugar de trabajo que empodera a los empleados debe ser intencional y también sensible. Además, es importante que abarque la seguridad, el respeto, la colaboración, la diversidad, la comunicación y la inclusión.
Sin embargo, para lograr ese propósito hay que tener en cuenta que la cultura no es algo estático: debe evolucionar con los cambios del entorno, las nuevas oportunidades y las demandas del mercado. Lo ideal para que esto se concrete es que tanto las normas y procedimientos que define la compañía, así como sus actitudes y las de los empleados, vayan en la misma línea, compartiendo hábitos y valores o creencias.
Pero esto no es todo, es importante construir una cultura empresarial donde los trabajadores puedan desarrollarse y crecer. Sin ello, la misión, los objetivos y las estrategias no serían posibles. Por lo tanto, es esencial que los empleados trabajen en un entorno que les brinde oportunidades para prosperar y crecer.
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Al respecto, una reflexión interesante se puede leer en el artículo «How To Build A Culture Where Every Employee Can Flourish», publicado en abril de este año en la revista Forbes. “Construir una cultura de empoderamiento requiere más que unas pocas reuniones adicionales. Hay una palabra en japonés llamada «kaizen», que se traduce como «mejora continua». Como filosofía empresarial, se refiere a la mejora continua de los procesos y las operaciones, incluido el medioambiente y las personas involucradas”.
De hecho, una empresa que adopte esto «podrá concentrarse en construir una cultura de trabajo sana y colaborativa, contratar empleados de todos los ámbitos de la vida para reflejar perspectivas diversificadas, alentarlos a hablar con confianza y ser escuchados genuinamente, y permitir que cada empleado funcione en múltiples roles».
Así que cuando una compañía enfatiza principios como colaboración, respeto, confianza y diversidad dentro de su cultura da como resultado procesos más eficientes, empleados empoderados, colaborativos y motivados, y un frente unificado que ofrece un trabajo de calidad.
Es bueno recordar que un lugar de trabajo exitoso se basa principalmente en la cultura, no en la estrategia, aunque también es clave. Solo que la estrategia asegura que la empresa defina y tenga un camino hacia la permanencia, pero la cultura es lo que determina si ese camino se sigue y, lo más importante, si se logra.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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