De truhanes y señores
Simón Boccanegra
Suena trillado decir que ya nadie está exento de caer en las fechorías del hampa. Nadie se escapa de tener sus Momentos frente a la delincuencia venezolana. Ahora le tocó el turno a Julio Iglesias en Valencia.
Mientras le cantaba a la capital carabobeña, unos malhechores entraron en su habitación y se llevaron 1.600 dólares en efectivo, tres iPads, un maletín con documentos personales incluyendo pasaportes, cámaras de video y una computadora portátil, entre otros objetos de valor.
Sus músicos no se salvaron. Cuando regresaron las víctimas quizá se dijeron unos a otros: «Se llevaron Lo mejor de tu vida». Pero en Venezuela, a pesar de investigaciones de la Fiscalía (esas sí las activan rapidito) y de las disculpas del hotel, La vida sigue igual.
Este Bamboleo al que estamos sometidos todos los mortales que caminamos las calles y recorremos La Carretera termina quedando huérfano ante unas instituciones que no dan respuestas, ni soluciones, ni consejo. Lo que dan es pena.
Julio Iglesias se fue con menos peso en el equipaje, como también le ocurrió a Marillion y a Olga Tañón recientemente. Recordarán lo que les quitaron y pensarán que Ni te tengo ni te olvido. Sky Blu ni siquiera se atrevió a venir, no quiso ser el próximo.
A veces tú, a veces yo, pensarán. Salir ilesos también es una ruleta rusa para ellos.
En Venezuela todos Somos víctimas. Llevamos el susto A flor de piel. Mientras añoramos un gobierno serio que, al menos, se atreva a decir Échame a mí la culpa.
Pero aquí, lo que admiten puertas adentro de las oficinas con la foto de Chacumbele colgada en la pared, no es esa responsabilidad. En todo caso dirán, en un alarde de descaro, que «Soy un truhán soy un señor», mientras intentan tapar ante la CIDH la muerte, de fiesta por las calles e instalada en las cárceles.
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