Descontrol marcó la pauta en nuevos puntos de vacunación en Catia y sede de la UBV

Un recorrido realizado por la Alianza Rebelde Investiga (ARI), integrada por TalCual, El Pitazo y Runrunes, a los nuevos centros de vacunación en Caracas, evidenció el descontrol de los procedimientos para vacunar a las personas contra el covid-19. En algunos puntos no llegaron las dosis, en otros no se aplicaron por estar congeladas
Por Orianny Granados
«A la cola, a la cola o los van a sacar», estas eran las palabras que gritaba una de las personas que estaba a las puertas de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), uno de los puntos activados para la vacunación de la población contra la covid-19.
Este viernes 4 de junio fueron habilitados dos centros más en la capital venezolana para la inmunización, ambos espacios llegaron para sumarse al Hotel Alba Caracas y formar parte de la II Fase de inmunización que arrancó el pasado sábado 29 de mayo, según declaraciones del ministro de Salud, Carlos Alvarado.
Eran las 11:00 de la mañana y las colas apostadas a la izquierda y derecha de la entrada al estacionamiento de este centro universitario estatal daban señales de lo larga que se tornaba la jornada.
Funcionarios de la Guardia Nacional, Policía Nacional Bolivariana, Policía de Caracas y representantes de las cuadrillas de paz (Cupaz), colectivo de la Revolución, intentaban mantener el orden en la puerta de la institución.
Con gritos y megáfonos explicaban que el proceso de inmunización en el lugar apenas había iniciado este viernes. Personas de todas las edades, trabajadores y estudiantes del sector salud, así como personas de la tercera edad, se peleaban por un puesto para lograr recibir su vacuna.
«Yo no recibí ningún mensaje, pero vi la cola, me acerqué a preguntar y me dijeron que no importaba, que me quedara haciendo la cola que a todos nos iban a vacunar», esto dijo María González, quien con sombrilla en mano se tapaba del sol al que estaba expuesta al hacer esta cola en la calle.
Los adultos mayores eran sacados de ambas filas ubicadas cerca de la entrada y se les permitía el ingreso en grupos de 15 personas, para luego ir al espacio adaptado como centro de vacunación, no hacía falta ser convocado a través del sistema patria.
«Primero van a recibir la vacuna las personas de la tercera edad porque a ellos se les asignó la Sputnik, el resto debe esperar porque las chinas están congeladas», esto gritaba constantemente uno de los hombres que estaban en la puerta cuando las personas se aglomeraban para preguntar por qué la cola no avanzaba.
Al intentar preguntar si esto era cierto al equipo de la Alianza Rebelde Investiga (ARI) se le negó la información y una integrante del Cupaz fue enviada para solicitar el retiro del lugar, según sus palabras «no se puede grabar sin autorización de los jefes».
De ser cierto el congelamiento de estas dosis de vacunas se pone en riesgo su efectividad, de acuerdo a lo publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las condiciones de conservación de las vacunas dependen de su refrigeración a temperaturas adecuadas, su protección ante la luz solar y la no congelación del fármaco.
Contradicción
Habían pasado las 10:00 de la mañana y el cansancio comenzaba a reflejarse en el rostro de aquellos adultos mayores convocados a participar en la jornada de vacunación que iniciaba en la Escuela Robinsoniana situada en plena avenida Sucre, de la parroquia Catia al oeste de la ciudad.
Dos colas que abarcaban alrededor de dos cuadras eran el indicativo de que algo estaba pasando en el lugar. Personas de la tercera edad se formaban pegados a la pared y solo dos pasos más allá, en la misma acera, estaban aquellas menores de 59 con patologías preexistentes.
La noche del jueves 3 de junio, Raquel García de 75 años recibió un mensaje en su teléfono, había sido seleccionada para recibir su primera dosis de la vacuna anti covid-19. Las instrucciones la invitaban a estar a las 8:00 de la mañana de este viernes en el centro educativo.
«Yo vivo aquí mismo en el Cuartel» explicó, al aclarar que sí es vecina de la comunidad. Condenaba constantemente que, a pesar de la hora, la jornada para los adultos mayores no había comenzado, mientras que para las personas menores de 59 años el proceso comenzó puntualmente a las 8:00 de la mañana.
Una promotora de chamba juvenil entregaba números para que las personas que no eran consideradas de tercera edad, entraran en grupos de 20 en 20 a la escuela y recibieran su primera dosis de vacuna anti covid-19. Al mismo tiempo que les decía a los adultos mayores que para ellos había sido designada la marca rusa, por lo que debían esperar porque estas dosis aún no habían llegado al lugar.
«No imaginé que esto fuese así, para qué nos llamaron si no había vacunas, nosotros somos mayores para estar en eso», cuestionaba constantemente García. «Mira, mira a esa señora, cómo la van a tener ahí parada», dijo molesta al señalar a una persona mayor, en muletas, quien se aferraba a una reja al no tener un lugar donde sentarse y al comenzar a tener dolores en sus piernas.
«No sé cómo a las personas de la tercera edad no se les vacuna en su casa, para qué están los CDI, para qué están los ambulatorios, no hemos avanzado ni una persona, solo falta que las vacunas no lleguen hoy y nos pongan a llenar listas, ahí sí agárrense que llegó la corrupción».
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Más de 300 personas estaban en esta acera angosta, en la que no había distanciamiento social, donde algunas personas no cumplían con el uso del tapaboca y en la que no había espacio habilitado con bancos para aquellos que no pudiesen permanecer de pie.
La señora Concepción Servir tiene 60 años, es asmática, es vecina de la parroquia y recibió el mensaje cerca de las nueve de la noche en el que la convocaban para esta jornada del viernes.
«Tenía la fe de ser llamada, recientemente murió un familiar joven por esta enfermedad», explicó. Manifestó su alegría por haber sido la primera convocada en su familia para recibir su vacuna anti covid-19.
A pesar de que su cita es a las 11 de la mañana llegó aquí a las 8:30, para estar «bastante tiempo antes e ir viendo la cosa».
Su mamá quien tiene 85 años no fue convocada, «espero la llamen próximamente, se lo merece».