Desde 2013 Maduro duplicó la cantidad de militares en su gabinete
Desde que inició su periodo presidencial, el peso dentro de su gabinete de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, retirados o activos, no deja de aumentar
Autor: Franz Von Bergen | Runrun.es
En la procesión de la Divina Pastora, el domingo 14 de enero en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, la tarima con toldo dispuesta para que las autoridades militares se sentaran a salvo del sol quedó vacía: los feligreses lanzaron naranjas, mandarinas y les gritaron “¡Fuera, fuera!” a los uniformados, que debieron irse.
Después de la actuación de los miembros de las Fuerzas Armadas durante las protestas de abril de 2017, el rechazo de la calle hacia los militares parece crecer.
En el entorno de Nicolás Maduro, sin embargo, el fenómeno del pretorianismo, entendido como “la influencia política abusiva ejercida por un grupo militar”, ha llegado a su mayor grado en Venezuela.
Desde que inició su periodo presidencial, el peso dentro de su gabinete de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, retirados o activos, no deja de aumentar.
En su primer año de gobierno, controlaron la mayor parte del tiempo 21,9% de los puestos, cifra que subió a 25,8% en 2014; a 27,6% en 2015; a 29,4% en 2016; a 37,1% en 2017; y que inicia 2018 en 40%. Se puede decir que los militares han duplicado su presencia, pasando de ser 6 en 2013 a ser 14 actualmente.
Los porcentajes superan ampliamente a los del gobierno de Hugo Chávez, en cuyos casi 15 años de gestión los militares controlaron 2 de cada 10 carteras en promedio. El actual gabinete de Maduro tiene a oficiales al mando en 4 de cada 10.
Durante los años de gestión de Chávez, 2004 fue el que contó con mayor presencia militar en el gabinete: oficiales activos o retirados estuvieron a cargo de 31,8% de los 22 ministerios que había entonces. Eran momentos de inestabilidad.
La popularidad de Chávez venía de su peor año en 2003, al llegar a 39,3%, según Datanálisis. Acababa de superar el golpe de Estado de abril de 2002 y el paro petrolero que se prolongó hasta 2003; además, el 15 de agosto de 2004 tuvo que ganar un referéndum revocatorio para poder continuar su gestión. Ergo: el chavismo se pinta de verde oliva cuando es impopular y se complica su manejo de los hilos del poder, como ha pasado con Maduro en los últimos años.
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