Desmemoria, por Simón Boccanegra
«Eduardo no pega una»: es cómo si se hubieran puesto de acuerdo los críticos de Eduardo Fernández para hacerle este reproche unánime a raíz de su conversa con Chávez, en compañía del director de TalCual y de los dos monseñores. Cartas a los directores de los diarios y artículos revolotean en torno a esa afirmación: Eduardo no pega una. Este minicronista está seguro que la mayor parte de quienes sostienen tan peregrino reclamo comenzaron a pensar eso el día que Eduardo condenó el golpe del 4F. Porque estoy segurísimo que sus críticos de hoy son de los que aplaudieron calurosamente el alzamiento del 92. Era la onda el país así que no tengo duda que sus críticos de hoy se babearon por Chávez en aquella época. Esa fue, a buen seguro, la primera vez que dijeron del líder copeyano que «no pegaba una». Eso es tan así, que Eduardo, quien antes del 4F aparecía en las encuestas como el mejor colocado para ganar las elecciones del 93, perdió la candidatura de su partido a manos de Oswaldo Alvarez Paz, castigado precisamente por quienes pensaron que «no la había pegado» al cuestionar la tentativa de golpe militar. La memoria corta es la enfermedad de los frívolos.