¿Después del chavismo, qué?, por Héctor Pérez Marcano
Santiago Carrillo, el legendario dirigente comunista español que tan bravíamente luchó contra la tiranía fascista de Franco escribió un libro, su aporte a la construcción de la democracia española, titulado: ¿Después de Franco, qué?
Yo voy a tomar prestado el libro de Carrillo para desgranar algunas ideas sobre el complicado proceso de reconstrucción de la democracia en Venezuela, una vez derrotado el proyecto chavista, proceso que se me antoja necesitará de aportes de todos los sectores que componen el tejido social de la política venezolana.
Habrá que partir del subsuelo pues el chavismo ha destruido el país, por lo que habrá que reconstruir la institucionalidad democrática que durante 40 años -1958-1988- fue ejemplo en América Latina.
El chavismo devastó a Venezuela. No solo perdimos nuestros recursos productivos también toda la inteligencia profesional formada durante 40 años que nos convirtieron en ejemplo en las más diversas ramas de la ciencia y el conocimiento.
Venezuela, prácticamente, desapareció.
Se me ocurre, para abreviar, citar la carta que el Libertador escribió a su tío Esteban Palacios, citada por Ana Teresa Torres en su esclarecedora obra “La herencia de la tribu”.
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“¿Dónde está Caracas? Preguntará usted. Caracas no existe pero sus cenizas, sus monumentos, la tierra que la tuvo, han quedado resplandecientes de libertad; y están cubiertos de la gloria del martirio. Este consuelo repara todas las pérdidas, a lo menos este es el mío; y deseo que sea el de usted”.
Lo que vale para la Caracas de entonces aplica para la Venezuela de hoy.
Dos problemas exigirán orfebres políticos para dar con las soluciones que impidan que la demagogia arruine el intento de reconstruir la institucionalidad democrática necesaria para volver a los índices de desarrollo de 1998. ¿Cómo resolver el problema del populismo irresponsable del chavismo que corrompió moral y éticamente a la sociedad venezolana? Este será un problema complicado y peligroso, tanto como bajarse de un tigre. ¿Cómo recuperar el daño causado por la corrupción generalizada que privó en el chavismo?
Según Ana Teresa Torres el chavismo logró una devastación universal ejercida con el último rigor ha hecho desaparecer del suelo de Venezuela la obra de tres siglos de cultura de ilustración y de industria. Todo ha sido anonadado.
El otro problema complicado será como ubicar al sector político chavista en el juego democrático. El chavismo no desaparecerá de la noche a la mañana; Chávez caló muy hondo en el imaginario popular.
Será necesario entender que el chavismo tendrá un espacio político importante que habrá que respetar y lograr que se integre a la institucionalidad para que colabore en la recuperación del estadio de desarrollo que Chávez interrumpió.
Este es un problema que no será fácil abordarlo. Hay ya dirigentes y partidos reclamando lo que se ha dado en llamar “cordones sanitarios”. Hay sectores radicales que claman venganzas y no entenderían que ahora no es el momento de castigar. Cuando Venezuela recupere su fortaleza como sociedad democrática podrá aplicar la justicia que muchos reclamarán. Hay que recordar que hay delitos, que se cometieron, y se sabe quienes los cometieron. Son delitos que no prescriben.
Recordemos el caso de Argentina. Una sociedad víctima de una de las más feroces y criminales dictaduras. El tratamiento dado a quienes delinquieron permitió que aunque tardara algunos años se aplicaran las leyes y, por ejemplo, Videla terminó en la cárcel condenado.
Brasil ha logrado recuperar parte de lo robado por los ladrones protegidos de Lula. Si actuamos con esa sabiduría política la impunidad será derrotada y los que deben pagar pagarán, pero para lograrlo las precipitaciones no son aconsejables. Justica e impunidad deben ser manejadas sabiamente para que la primera impere y la segunda desaparezca.